Qué onda con el apagón de la TV

Bernardino Vazquez Mazatzi

En realidad, quedarse sin señal de televisión no debería ser la gran tragedia. Por un lado, al quedarse sin la culta, agradable, formativa e informativa programación de TELEVISA y TV AZTECA la gente podría encontrarse con una reciente realidad y que había sido obstruida por la enajenación a los sentidos. Y por otro lado, sin la perniciosa influencia de las tara novelas tal vez las señoras habrían descubierto unos raros objetos llamados libros que algunos, muy pocos, utilizan para saber más, descubrir el entorno sin maquillajes, liberar el espíritu y despertar la consciencia.

La gente que se quedó sin señal en realidad envió una señal inequívoca de ser la que deja todo para el último minuto, la que siempre mantiene la esperanza de que tal vez no sea cierto, o de que tal vez haya una prórroga, o de que llegue el chapulín colorado a salvarla o que lo que ocurre en realidad es una pesadilla de la que habrá de despertar.

El apagón analógico es también la oportunidad irrepetible de los que critican todo y que, como todos los críticos, no hacen propuestas lógicas pero despliegan el ingenio para endosarle a la cuestión todos los males, todas las tragedias, todos los defectos y maleficios y para encontrar víctimas imaginarias y utilizarlas para ofrecerlas en sacrificio estéril a un poder o a un sistema de gobierno que simplemente ni se inmuta ni se emp... pecina en dar explicaciones.

La crítica si bien es cierto que bienvenida y representa una sana práctica en cualquier país con diversidad de opiniones, la que sólo pretende descalificar como método para hacerse notar o para ganar espacios e imagen en la política es ubicada en su lugar: el limbo. Porque no hay que negar que hay gente especializada en denostar lo que se haga o deje de hacer, en rechazar lo que se diga y lo que se calle, en refutar el hecho y la intención; son, como dicen en mi pueblo, gente en contra de todo y a favor de nada. Y vaya que los hay.

Si México no se hubiera inserto en el uso de la tecnología de última generación, si no se hubiera aventurado a TV digital, si no se hubieran programado y cumplido los plazos tal y como lo hicieron las autoridades del sector telecomunicaciones, entonces los críticos estarían despedazando a las autoridades y al gobierno por no ser capaces de atreverse a dar el salto y por tenernos en el atraso tecnológico. Y estarían dando recetas mágicas y estarían poniendo como ejemplo a naciones con menor desarrollo, que sí fueron capaces...

Cierto, el coraje individual y la crítica al gobierno es porque algunos pocos mexicanos se han quedado sin ver las vivificantes, positivas, orientadoras, civilizadas y siempre honrosas imágenes de Laura de América, Paty Chapoy, Bob esponja, La rosa de Guadalupe, A cada quien su santo, La Isla y, desde luego, Big Brother. De la nada han surgido defensores de esos paladines de la cultura y la civilización nacionales.

De nada sirve que a esos críticos se les recuerde que todos los mexicanos y tlaxcalteca sin excepción, tuvimos cuando menos un año para responder al momento del apagón, que incluso el gobierno que mueve a México regaló generoso aparatos de televisión a miles y miles de mexicanos pobres y ricos, y que incluso, algunos pocos en cuanto tuvieron en sus manos "la plasma" de 20 pulgadas la llevaron a empeñar a cualquier monte pío que se las rechazó por chafas pero que sí pudieron ser dejadas en garantía de un préstamo sin posibilidad de pago.

Sin duda la transición de la televisión en México va a dar mucho de qué hablar y más, para quien o quienes eso les lleva beneficios. Pero si habremos de ser objetivos diremos que con el uso de la tecnología de reciente generación nuestro país se inserta en el concierto internacional y se ubica al mismo nivel de los países desarrollados. No hacerlo nos habría dejado en desventaja ante otras potencias y habría seguido siendo discriminatorio para muchos mexicanos al saberse no merecedores de las mismas oportunidades de quienes sí pueden adquirir una programación de paga.

Sí, es cierto, hay sus asegunes, hay sus pros y sus contras, pero no hay que olvidar que no habríamos de saber si esto es un fracaso si no nos hubiéramos atrevido.