Silvia Avelina Nava Nava

Fervor fluctuante

Festejos patrios. Crecimos educados en un culto a los símbolos patrios como referente de nuestra entidad  y esencia.  Transitamos a la edad adulta y madurez experimentando cómo de manera reiterativa se aluden  y ensalzan los valores patrióticos desde una perspectiva institucional que infinidad de ocasiones  es disfuncional en la cotidianidad.

Vivimos el siglo XXI y aún hay tanto por hacer y construir, especialmente una patria para todos. En el umbral de un aniversario más de la Independencia Nacional  de nuestro país para ser una nación independiente, los  asuntos inconclusos y rezagos para la materialización de una sociedad equitativa se vuelven irrefutables.

La noticia vertida por los voceros institucionales a través de los medios de comunicación nacional, dan cuenta de la modificación del ritual que se dice desde la época del Presidente Porfirio Díaz   se mantuvo vigente el día 15 de septiembre(porque coincidía con su cumpleaños),  me refiero a la Cena que el gobierno ofrecía a funcionarios, invitados y representantes  diplomáticos con motivo de los festejos patrios. El importe (780 invitados, 19 millones de pesos) que costaba la organización de este evento reservado para la asistencia de un grupo selecto,  ha sido suprimido por efecto de la austeridad económica que vive el país. El hecho genera un poco de equilibrio, aunque lamentable sea, que  no es producto del aliento por la transformación surgido de una política de Estado, sino de la falta de dinero y el insostenible costo de un despilfarro cada vez menos tolerado por la sociedad.  

He aludido en este texto, estimado lector,  el término fluctuante porque considero  que de una época de tan profundos desencantos y retos algo bueno siempre surge. Por ejemplo el desplazamiento y desmitificación de rituales extemporáneos (fuera de época).

Nuestros referentes patrióticos hoy tienen y deben poseer nuevas formas de relación, para ello, tenemos que reinventarnos en la forma de trato  y reciprocidad como ciudadanos nacidos en una extensión geográfica común, bajo un régimen legal,  social y cultural que mantiene unida nuestra existencia colectiva.

Es la cultura como manifestación de vida, especialmente la cultura popular que  nos une a la mayor cantidad de mexicanos en la que se manifiestan importantes transformaciones "existe una fuerte cultura popular que está generando expresiones emergentes que rompen con cánones y que no necesitan legitimarse por el aparato cultural y económico dominante" La Jornada.  Es decir, nuestra forma de relación y vinculación entre y al interior de los grupos sociales, tiene una nueva y fluctuante definición de lo mexicano y los  mexicanos.  Sin desplazar el tequila, la virgen de Guadalupe, el jarabe tapatío, los taquitos y otros elementos significativos de nuestras fiestas, lo  emergente, fluctuante...Es aquello "que nace, sale y tiene principio de otra cosa". Nuestros referentes patrios oscilantes están irremediablemente identificados la época actual con la seguridad ( o mejor dicho con el combate a la inseguridad que aqueja a todos), la exigencia de respeto a los derechos humanos sin distinción ( la vida, alimentación), el empleo ( derecho al sustento ), la impartición de justicia con equidad y el acceso a mínimos de bienestar y educación, preservación de  la libertad de expresión, derecho a la información, combate a la corrupción y a la impunidad.

La mayoría de los mexicanos tiene claras e identificadas estas nuevas formas de vinculación y solo unos cuantos viven, experimentan y conservan referentes residuales (que pertenece al residuo) utilizados para la invocación de exaltaciones patrias que ya no pueden ser solo de alusión histórica y evocación intangible.

La  supresión de la cena como otras expresiones son el reflejo de la inaplazable nueva forma de relación entre los mexicanos,  el siguiente paso es la continuidad de la exigencia para desarraigar privilegios, aunque algunos utilicen la justificación de expresar que son  conquistas y prestaciones sociales como los legisladores de   PRI, PAN y PVEM que en la Cámara de Diputados no renunciarán  a los seguros de gastos médicos mayores y de vida que se otorgan a los legisladores federales, aun cuando muchos de sus votantes y simpatizantes, se los han pedido explícitamente. 

Tlaxcala. Aunque nada debiera sorprendernos, todavía el asombro  forma parte de nuestra naturaleza afortunadamente y es por ello, que más allá de una tendencia política la actitud asumida por un Secretario de Estado  a Tlaxcala en visita oficial, ha dejado muy claro y lastimosamente que la equidad y las políticas de género para el gobierno de nuestro país, son citas ornamentales y el Instituto Nacional de la Mujer una oficina de trámite.