Roles tradicionales y las creencias religiosas reducen, muchas veces, el esquema de vida de mujeres.
Tradiciones que parecen vulnerar luchas sociales y derechos humanos, esa es la dualidad que pervive en comunidades de Tlaxcala, donde los roles tradicionales y las creencias religiosas reducen el esquema de vida de mujeres a las que se ve enfocadas al rol de "buenas mujeres y amas de casa".
En muchos casos no se les da más educación que la básica y se les prepara para la vida del hogar, como lo muestra una serie de testimonios otorgados por mujeres casadas a corta edad y ahora centradas en su papel de madres de familia.
En la gran mayoría, existe un factor común a su situación: No tenía otra opción a la vista.
"A mí mi papá me dijo que no me iba a dar más estudios que los de la preparatoria, de haber podido estudiar otra cosa me hubiera gustado ser abogada o maestra de kínder, pero como me dijo que para qué me daba estudios si iba a terminar casándome, pues mejor me compraba ropa y cosas para que me arreglara y me presentaba con los hijos de sus amigos en las fiestas hasta que conocí a uno y nos gustamos y pues me junté", compartió Miriam Pluma, una chica de 17 años de San Jorge Tezoquipan, municipio de Panotla.
"Yo tuve un novio mayor que yo por cinco años, yo estaba estudiando la secundaria, ya iba en tercero, ya casi iba a acabar, pero me propuso matrimonio y mis padres nos dieron el permiso, me casé con él, ya ni terminé la escuela y luego luego me embaracé", Jaqueline Mixcoatl, vive en Ocotlán.
En algunos casos, este rol es promovido por las mismas madres que ven en ello lo mejor para ellas.
"Una como madre qué más quisiera que las hijas no llevaran la misma suerte que una, pero más vale prepararlas para lo que venga, por eso yo a la mía la enseñé a trapear, barrer, cocinar, sacudir, en fin, los quehaceres de la casa, por si metía las cuatro como su madre, no le reventaran la cara por no saber hacer las cosas", Fabiola Sandoval, habitante de La Magdalena Tlatelulco.
"Sí me hubiera gustado estudiar más, pero mis padres no quisieron, así que terminé la prepa y no tardé mucho en juntarme y eso porque ya salía con el que ahora es mi esposo y mis suegros hablaron con mi padres y ya nos juntamos y ahorita mi hijo tiene tres años ya y la chiquita tiene siete meses", testificó Liliana Zempoaltecatl, una joven de 19 años que vive en San Pedro Muñoztla, municipio de Chiautempan.
"Mi hija se me fue a los quince años, pasada su fiesta, como a los dos meses, con uno de los chicos que bailó con ella, en los ensayos del vals se hicieron novios y cuando menos supe ya se había ido con él, el chavo en ese entonces tenía creo que 17 años, ahorita y tienen dos hijos, están bien, viven con la mamá del muchacho", señaló Isabel Del Razo, de La Magdalena Tlatelulco.