Don Mateo se dedicó toda su vida a edificar viviendas, hoy construye la historia de su pueblo otomí
Él, es uno de los pocos estudiosos del idioma Otomí
Sus escritos plasmados en libros se han publicado en Francia.
Contrario a lo que pudiera pensarse cuando se lee esto, no se trata de un hombre formado en la academia.
Don Mateo, como lo conocen todos, ha cambiado a los ladrillos por letras.
Mateo Cajero Velázquez toda su vida se dedicó a la albañilería.
Hoy se dedica a la investigación de la lengua y la cultura otomí.
Sonriente, siempre abierto a la plática y a compartir los conocimientos que tiene, pero sobre todo a escuchar todo aquello que le pueda servir, así es don Mateo.
Mateo Cajero Velázquez publicó su primer libro a los 60 años.
Mateo se dedicó toda su vida a la albañilería en su natal Ixtenco.
Ese oficio le permitió sacar adelante a sus tres hijos y darles estudios.
“Nomas tengo la primaria”, de ahí siempre me dedique a la albañilería para que mis hijos estudiaran y tuvieran una carrera” relata mientras se acomoda su sombrero antes de salir a un recorrido de campo con estudiantes de maestría que piden su apoyo para ubicarse en los temas que atañen a su natal Ixtenco.
Aunque siempre tuvo gusto por investigar cosas que le provocaban dudas, el día a día le impedía pensar en otra cosa que no fuera el sustento diario.
“Cuando mis hijos ya se valieron por si mismos y se casaron, pude pensar en otras cosas”.
Para ese entonces tenía 60 años.
“Una maestra de la escuela me pidió ayuda y pidió que fuera auxiliar indígena en la escuela bilingüe”, recuerda.
Como ocurría con muchos de sus contemporáneos, Don Mateo hablaba otomí desde niño y se comunicaba en ese idioma con sus vecinos, pero también aprendió el español que se utiliza como lengua oficial.
Desde su experiencia como maestro bilingüe pudo notar una carencia en la enseñanza de esa lengua y una gran oportunidad para emprender un trabajo de rescate.
“Que gusto me daría tener un libro que nos ayudará a enseñar”, era lo que decía.
Y así nació su primer libro.
Don Mateo empezó su labor de sistematizar la información para la enseñanza del otomí.
Su búsqueda también incluyó la revisión de documentos que estaban reservados y en resguardo de la iglesia del lugar y a los que pudo acceder desde su posición de miembro cercano a la comunidad.
“Raíces del otomí”, fue el resultado de ese trabajo a través del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (Pacmyc) y en su segunda edición logró su publicación en Francia.
Hoy a sus 73 años, incansable en su labor, trabaja en otros escritos con miras a terminar un nuevo libro.
“Es de la historia de los otomíes, como pueblo antiguo, donde la doctrina cristina se enseñó en otomí”, adelantó.
Mientras pueda, dice, seguirá con su labor de rescatar la historia, tradiciones y raíces de su pueblo, para rescribir su historia, al igual que hizo con la suya cuando paso de albañil a investigador y escritor.