En un accidente perdió el pie y sólo se apoya de un pedazo de madera envuelto de retazos de trapo como calzado y sin ninguna atención médica, sobrevive con el apoyo para adultos mayores que recibe del gobierno.
A sus 80 años vive sola con su nieta de 12, sobrevive con el apoyo del gobierno para adultos, perdió un pie y ahora se apoya de un pedazo de madera envuelto de retazos, esta es la historia de doña Conchita, quien ve transcurrir sus días entre el paso de aguas negras en contraste con viviendas lujosas.
Doña Concepción N., es originaria de Santa Catarina Ayometla, quien desde hace cuatro años perdió a su pareja y vive en pobreza extrema.
Con su aspecto triste, pero con muchas ganas de vivir a pesar de su condición, relata que a su hija desde muy pequeña se la llevaron para prostituirla, cayó en las drogas y en una vida fácil que no permitió que ésta se ocupara de una hija que tuvo.
"Un día me dijeron que tenía una hija y viajé a la ciudad de Puebla y se la quite, la envolví en mi mandil y llegando a mi casa la dejé en los brazos de mi esposo y le dije mira lo que me regalaron" y ante la sorpresa tuvo que explicarle el origen de la pequeña.
Ahora sus ochenta años ahora sólo vive con Perla, su nieta de doce años.
Doña Conchita como la conocen los vecinos vive en una extrema pobreza.
"Me dan 700 pesos cada dos meses y con eso vivo", expresó la anciana, refiriéndose al apoyo social del gobierno para adultos mayores.
En un accidente perdió el pie y sólo se apoya de un pedazo de madera envuelto de retazos de trapo como calzado y sin ninguna atención médica.
Su vivienda se ubica a orillas de un paso de aguas negras, tiene como techo pedazos de láminas y cobijas que apenas la cubren de las inclemencias del tiempo.
La escasez de agua es evidente, debido a la falta de higiene en su aspecto personal, como de sus utensilios de cocina.
En su vida diaria improvisa.
"Mi baño lo hizo mi nieta con sus manitas acomodando algunos pedazos de adoquines y piedras que encontró y los pegó con lodo, con pedazos de tela cosió la cortina", explicó.
Sin embargo, su situación se agrava en esta temporada de lluvias, ya que corre el riesgo de que su vivienda se inunde, ya sea por el crecimiento del paso de agua donde se ubica y por lo frágil del techo.
Doña Conchita se ha hecho cargo de Perla ante el descuido de su madre y ha hecho hasta lo imposible por mandarla a la escuela del municipio donde cursa el sexto año.
Esta anciana vive el contraste de dos mundos, ya que alrededor de su humilde vivienda se han edificado enormes casas de lujo con finos detalles, lo que acentúa el contraste con su pobreza.
A pesar de tener a dos hijos más que viven en el vecino estado de Puebla, éstos sólo la visitan de vez en cuando dejándole algunos pesos. Por lo que las dos mujeres sobreviven en estas condiciones y se apoyan con las ayudas que les dan algunos vecinos quienes les brindan víveres ante la indiferencia del resto.
La realidad de doña Conchita no es ajena a la que viven muchos que el estado de Tlaxcala no es ajena, ya que está a tan solo media hora de la capital del estado.