Ricky Martin sigue causando el mismo furor en su público de la CDMX a 25 años de su decisión de lanzarse en solitario. Está noche confirmó ese amor al enloquecer al Auditorio Nacional. Desde su aparición, cercanas las 21:00 horas, el boricua le pidió a México: “¡Que se sienta el calor!”.

Los 10 mil presentes, de acuerdo a los organizadores, no defraudaron a su ídolo y con sus gritos, transformados en alaridos por la emoción, aumentaron la temperatura al ritmo de “Mr. Put It Down”, “This is Good”, “Drop It” y “Shake It”. La sensualidad nata del intérprete puso de pie casi de inmediato a todos.

A pesar de tener un cuerpo de bailarines, en “Sube la adrenalina” el puertorriqueño probó su dominio del escenario y en solitario, en los primeros acordes, deleitó.

“Buenas noches México, ¿cómo estás? Por lo que  veo esto va a estar muy bueno esta noche. La energía está justo donde tiene que estar y vamos a volar. Como siempre digo, cada vez que vengo a esta tierra, mi compromiso es que salgas sin voz de tanto cantar y sudado de tanto bailar ¿Podemos llegar a esos niveles?

“Siempre que vengo a esta tierra me la paso muy bien. Te juro que voy a dejar mi alma en el escenario y vamos a pasarlo bien. México, aquí tienes lo mejor de mi música, disfrútala”, dijo a manera de saludo, para enamorar con “Tal vez”.

En “Livin’ la vida loca” se empezó a cerrar el pacto y el público sudó, lo mismo por ver bailar a Ricky, que por también mover sus caderas.

El cantante sorprendió luego con un cambio de vestuario, el cual incluyó una falda (muy al estilo de la colección Primavera-Verano 2016 de Givenchy), la cual levantó de manera provocativa en varías ocasiones, mientras entonaba “It’s All Right”.

“Asignatura pendiente”, tal y como lo hace en cada plaza a donde lleva su One World Tour, enmarcó la proyección de un video con mensajes para urgir en la protección de la niñez mundial.

Siguió en un tenor más “dolido” con los temas “Disparo al corazón”, “Tu recuerdo”, “Y todo queda en nada”, el medley de ”Fuego de noche, nieve de día” y ”Te extraño, te olvido y te amo”, de la cual olvidó la letra, pero fue con un aplauso generalizado, el cantante se supo perdonado. Ya completa sonó “Vuelve”.

“Tierno, tierno”, “Papuchis”, “Hermoso”, se escucharon provenir desde el público en respuesta al romántico set. Palpando su corazón y con el ademán de que su piel estaba, como dicen en el argot popular, “chinita”, Martin agradeció.

Entonces Ricky regresó al humor de candela latina, esa en el cual es un maestro. Incluso Ari Borovoy en la zona Preferente del recinto bailó al ritmo de “Adiós”. “Vente pa’ acá” y el popurrí de “Lola, Lola”, ”María”, “La bomba” y “Por arriba, por abajo”, hizo un alto para mandar un sentido mensaje.

“Dese aquí, la Ciudad de México, es válido mandarle amor y mucho cariño a ese país que lo necesita, ese que está al norte de la frontera. Desde aquí le podemos mandar compasión y cosas buenas. Nos toca a nosotros darle todo el amor y la calma que necesita ¡Venga México si se puede!”, expresó Ricky para hacer su primera salida en falso.

Regresó, ante la insistencia, vestido todo de blanco para seguir bailando con “Pégate” y ”The Cup of Life”, tras la cual hizo otro encore.

Una vez más la energía lo hizo volver para regalar “La mordidita”, con la cual puso el punto final de su concierto, a las 22:43horas, con el pacto cumplido:  dejó sin voz y sudando a todos, a quienes les pidió siempre “vivir con amor y paz”.