Por un olvido de su comandante, tres meses cumplió la vigilancia de una zona arqueológica en los límites de Calpulalpan de manera puntual y sin quejas ni vacilaciones.

Esa es una anécdota con la que recuerdan a Miguel para reflejar su compromiso como policía.

Esa disciplina y empeño en su trabajo hicieron de Miguel Sánchez Espinosa, "El pollito", un policía estatal apreciado por el cuerpo de seguridad en el cual se desempeñó por 28 años, hasta su jubilación en el gobierno de Alfonso Sánchez Anaya.

En un universo de historias en donde los uniformados aparecen en una posición nada favorable, la de Miguel es una en la cual los testimonios de sus compañeros señalan que en la labor de policía también hay trayectorias destacadas por la honradez y responsabilidad.

Sólo la vejez lo retiró de su gran pasión.

Al retirarse era sargento, pero con sólo estudios de primaria, Miguel pasó por diferentes cargos, en los cuales se distinguió por su puntualidad y responsabilidad.

Tal vez por su estatura, ya que era el más bajo de sus compañeros o bien por su gusto por la crianza de las aves de traspatio, pero al sargento le apodaban "El pollito".

En su retiró, se dedicó a cuidar a su papá que aún le sobrevive.

El oficial Miguel Sánchez Espinosa tuvo un derrame cerebral que le provocó la parálisis en la mitad de su cuerpo y ya no quiso comer por 15 días, por lo que a finales de marzo falleció con 74 años.