Todos estamos a un paso de ser víctimas del delito. No importa cuan informado o preparado puedas estar, eres vulnerable. Karen y Marcos hoy lo saben. Como una pareja de edad avanzada se ocupan de estar bien informados. Viven al día, sus ingresos no los harían un botín jugoso para quienes se dedican al robo. Pero hace unos días cayeron en la trampa de la extorsión.

El costo que pagaron fue más caro que el económico, Karen terminó en el hospital por la impresión y estuvo a nada de tener una complicación con resultados irreversibles. Marcos es una persona informada, todos días escucha noticias que son su tema de conversación favorito. Aun así, cuando escuchó la voz que decía ser de una de sus hijas pidiendo auxilio por un supuesto secuestro, nada valió y todos los consejos sobre seguridad se vinieron abajo.

“Nada te prepara para algo así, nunca pensé que me pasaría porque voy al día y a veces tengo problemas para sacar mi semana, que podrían querer de mi los maleantes y más pierdes todo control cuando piensas que alguien de tu familia está en peligro”. Su hija que supuestamente estaba secuestrada no estaba disponible para ser localizada y eso aumentó el nerviosismo que dio paso a la credulidad sobre un secuestro y empezó a barajar las posibilidades de tener lo que pedían.

Los amigos cercanos le pusieron la cabeza fría e impidió que perdiera su dinero. Aquí el costo fue la salud, ya que el susto llevó a su esposa al hospital. “Es un coraje muy grande que pase eso, mi esposa no se merecía eso”.

Hoy se sorprende cuando por alguna razón comenta su caso y se encuentra con la sorpresa de que muchos amigos y vecinos han pasado por experiencias similares, algunos han pagado y otros han quedado en el mero susto. Pero todo eso queda fuera de estadísticas, esas que aún colocan a Tlaxcala como un lugar seguro.