La privatización de las semillas con la creación de patentes para el uso de semillas, es una forma de bioesclavitud que pone en riesgo la producción de alimentos y en el futuro el capital de biotecnología decidirá el destino de los países.

 En el foro "Política Pública del sector rural y su presupuesto", realizado este lunes por la Coalición de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas (Coduc), en la Ciudad de México se analizaron diversas implicaciones de la situación actual del campo.

En este foro que reunió a representantes y asistentes de todo el país, la investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Argelia Salinas sostuvo que las empresas de biotecnología presionan para privatizar el uso de semillas y no importa que la gente tenga alimentos caros y los campesinos se desplacen de sus parcelas. 

Se trata, dijo, no sólo de un problema campesino, sino de ver quién va a definir que come la sociedad.

Agregó que la implementación del Tratado de Libre Comercio perjudicó aún más la situación del campo, pues aceleró y legalizó los procesos de privatización de semillas t dejó a la producción de maíz en condiciones nada competitivas.

Se requiere, añadió, una política pública que atienda las necesidades nacionales en vez de sujetarse a las grandes empresas y con ello la total pérdida de la soberanía nacional y alimentaria.

Como país tenemos que adaptar una estrategia de supervivencia, ya que estudios han planteado la posibilidad de ser autosuficientes, sin embargo, hasta ahora no se ha seguido esa ruta y se han dejado de producir alimentos como frijol que son básicos para la alimentación de México.

Ante los representantes campesinos planteó que el gobierno mexicano se ha prestado a este esquema, pues las autoridades han jugado un pobre papel para defender los intereses de la sociedad que debe tomar un papel activo y actuar.