Dos bandos: el fundador del partido y los advenedizos, están en una lucha por la designación de las candidaturas para el 2018.

Resulta incluso que el hijo de Andrés Manuel López Obrador tiene que estar como árbitro.

A decir de los que están adentro, no se augura un buen resultado, al menos en Tlaxcala dadas las pugnas entre los grupos que desde la conformación de Morena estuvieron al frente en los trabajos y las figuras políticas que se han incorporado recientemente y que se les conoce como los dinosaurios priistas que traen las viejas practicas de priismo arraigado, de designación directa de candidatos, aceptando las denominaciones sin que nadie diga nada al interior del partido.

Se dice que el hijo de Obrador se sentó con los inconformes para calmar las cosas, pues hay inconformidad con la designación de sus candidatos, y mencionan el caso de Lorena Cuéllar, a quien le dicen la "fosil de la política", pues busca ahora por Morena mantenerse en otro cargo de elección popular, en este caso ya es la candidata a senadora. 

Esto ha desatado la inconformidad de algunos militantes y simpatizantes del partido, que si bien no ha sonado tanto hacia fuera, si en su interior, el sismo está causando ciertas fisuras en su estructura, que llegado el momento de la elección causaría un resultado no tan alentador como algunos suponen.