La Sagarpa desfasada de la realidad

                                                                     Carlos Noé Sánchez Rodríguez

En la página web de Sagarpa se anuncia “La SAGARPA, es una Dependencia del Poder Ejecutivo Federal, que tiene entre sus objetivos propiciar el ejercicio de una política de apoyo que permita producir mejor, aprovechar mejor las ventajas comparativas de nuestro sector agropecuario, integrar las actividades del medio rural a las cadenas productivas del resto de la economía, y estimular la colaboración de las organizaciones de productores con programas y proyectos propios, as​í como con las metas y objetivos propuestos, para el sector agropecuario, en el Plan Nacional de Desarrollo”, sin embargo, en la realidad no realiza esta actividad en el campo mexicano, los resultados son por lo tanto contrarios a los objetivos que se ha propuesto, pues la miseria se extiende cada vez más por el campo mexicano, los pequeños productores han sido abandonados a su suerte, casi nunca reciben apoyo para producir mejor, ni con insumos, ni con servicios, ni con asesoría, hace ya varios años que la dependencia federal Sagarpa, se ha entrampado en una burocracia sin límites que le impide realmente integrar las cadenas agropecuarias al resto de la economía, muy poco colabora con las organizaciones de productores como lo demuestra las continuas protestas y declaraciones de agrupaciones como la CNC, la CCI, la CNPA, Antorcha Campesina, etc.

Y es que el modelo mexicano neoliberal, ha prácticamente sentenciado a muerte al campo mexicano, y en lugar de aprovechar “las ventajas comparativas de nuestro sector agropecuario”, ha preferido la importación de alimentos básicos como el maíz y el frijol   sobre todo al sector minifundista donde se encuentran una gran parte de mexicanos sumidos en la pobreza extrema, sólo mantenidos con subsidios que no resuelven la problemática rural,  aunque cada año a través del diario oficial difunde las reglas de operación de programas que a la postre resultan que tienen pocos recursos y estos se focalizan, y por si fuera poco, a las escasas personas que se les apoya les llega con mucho retraso y ya no tienen su efecto en la producción. Los programas de la Sagarpa no se extraen de la realidad del campo, son hechos en los escritorios por “técnicos” que no conocen las alternativas del productor ni sus necesidades verdaderas, El otro problema  para que aterricen los programas es la corrupción de los funcionarios mayores y menores de la dependencia, ya sea por acción u omisión, encuentra siempre la manera de allegarse recursos ilegalmente,  muchas veces corrompiendo al mismo productor, y para corregir  las posibles desviaciones de los campesinos, sean creado un enorme y complejo burocratismo que entorpece claramente los apoyos que les llegan. Por último la mayor parte de los programas y proyectos es aprovechada por las explotaciones medianas y sobre todo por las grandes explotaciones capitalistas, que tiene los medios y la capacidad técnica para absorber la infraestructura, ya cuentan con todo y les llega más agrandando la brecha aún más entre los ricos y los pobres.

Uno de los programas fundamentales de la Sagarpa es el subsidio para la compra de insumos, fundamentalmente de fertilizante, que por la necesidad de los cultivos es uno de los más caros, por ello la dependencia ha instituido programas con diferentes nombres pero con el mismo fin, PIMAF, PROGRO, AGROPRODUCCION etc., sin embargo no funcionan como apoyo, en primer lugar exigen documentos que muchos campesinos carecen, exigen que se anoten en los Cader, es decir en los Centros de Desarrollo Rural, que mantiene la Sagarpa en los llamados Distritos. En segundo lugar toda la serie de trámites representa una pérdida de tiempo para los productores. En tercer lugar muchas veces los expedientes no son subidos al programa por los técnicos de los Cader por exceso de trabajo. En cuarto lugar muchos son rechazados por el sistema por minucias en el papeleo. En quinto lugar y después de haber pasado todo este viacrucis resulta que la dependencia dice que no hay recursos o que son escasos y por tal motivo sólo atiende a una ínfima parte  de las necesidades reales. Y por último cuando algo suelta, resulta que desde ya varios años nunca se entrega a tiempo para la época en que el cultivo lo necesita, hasta fin de año y a cuenta gotas, de tal manera que se inutiliza, desperdiciándose así un magnifico apoyo y un enorme recurso, las cosechas no se fertilizan adecuadamente o simplemente nunca lo hacen, la producción es baja y antieconómica por el esfuerzo del productor y los magros resultados y hunde así aún más al campesino en la pobreza. 

En realidad el secretario de la Sagarpa  y el poder ejecutivo deberían de evitar el dispendio de los recursos que maneja, y sobre todo proponer verdaderos cambios para adaptarlos a la realidad de nuestro país, para atenuar los efectos devastadores en la economía del mismo, y sobre todo en la miseria de los productores.