Gabriel Sánchez Díaz

Sin misericordia

El ambiente hostil que se vive al interior de la Santa sede es un indicativo de la correlación de fuerzas clerical y del contrapunteo entre las facciones de elite de la iglesia católica. El poder cardenal se conflagra contra el sumo pontífice y cierra la posibilidad de una iglesia más flexible y menos ortodoxa. La actitud poco propositiva y trivial de cardenales y monseñores, niega por completo la apertura a su feligresía que se encuentran divorciados. Para cada propuesta de trabajo innovador hacia el interior de la iglesia católica por parte del Papa Francisco, los cardenales formulan una contrapropuesta arguyendo que algunas decisiones del Papa no comulgan con la Ley de Jesucristo. Se trata de cinco funcionarios clericales de alto rango que tomaron la decisión de escribir sus reflexiones en un libro, donde expresan un rotundo no a la apertura que hiso el Para para divorciados.

El quinteto cardenal cierra la puerta para quienes decidieron, por así convenir a sus intereses, acabar con el rito eclesiástico del matrimonio. La propuesta papal queda pulverizada y la posibilidad para que la iglesia armonice la fidelidad y misericordia de Dios con este segmento de la sociedad católica también. Sin embargo, este tipo de problemas e indefiniciones tienen instancias especificas donde son resultas y así es, el vaticano envío a todos los episcopados del mundo su convocatoria para celebrar su consistorio extraordinario. Con todo y el festejo de estas reuniones, la esperanza de los divorciados que se han vuelto a cazar para recibir el sacramento de la comunión se desvaneció. En este acelerado proceso, cardenales y  monseñores actúan más a título personal que respondiendo a los intereses de los fieles, sobre todo después de la publicación del libro mencionado, cuyo título es: Permanecer en la verdad de Cristo, matrimonio y comunión en la iglesia católica.

Los opositores al Pontífice, han sido más que contundentes al editar y comercializar el libro a partir del 1 de octubre, cuatro días antes del Sínodo Extraordinario que reunirá a los obispos de todo el mundo. El objetivo de los tiempos, es ganar el mismo para que los participantes estén informados e inducidos a segundar la propuesta de los cardenales respecto de negar la acción pastoral para todos los divorciados que se han vuelto a casar por el “rito civil”. Retomo, sostienen que en el nuevo testamento Cristo “prohíbe sin ambigüedad alguna el divorcio y las sucesivas nupcias sobre la base del plan original de Dios sobre el matrimonio". Se critica abiertamente la solución misericordiosa del divorcio sostenida por el Papa y se argumenta: "Cuando la aceptamos es más bien para condenarla como contraria a las Escrituras. No hay nada sorprendente en esta situación: los abusos pueden presentarse ocasionalmente, pero su existencia no garantiza que no sean abusos y tanto menos que sean modelos a seguir".

Moralismo o no, las referencias sobre el tema son bastas y sale a colación una fuerte crítica a la práctica ortodoxa oriental que permite el divorcio y las segundas nupcias. Esta práctica "tiene su origen en el segundo milenio y surge en respuesta a la presión política que ejercieron de los emperadores bizantinos sobre la Iglesia". De intramuros a extramuros clericales se sabe que uno de los autores del libro es nada menos que Gerhard Ldwiig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y por ello "custodio" de la ortodoxia católica, a quien Benedicto XVI hiciera ascender al rango cardenalicio en el 2012. Desde luego, el poder que ostenta Gerhard es terrible y se da por hecho la marginación de los divorciados vueltos a casar: “la misericordia de Dios no nos dispensa para no seguir sus mandamientos, razón por la cual el matrimonio civil que sigue a un divorcio implica no sólo una forma de adulterio”.

La inteligencia suspicaz de Ldwiig Müller acota, el adulterio hace moralmente imposible recibir la eucaristía a menos que la pareja no practique la abstención sexual y que "estas no son reglas inventadas por la Iglesia, esas constituyen la ley divina y la iglesia no puede cambiarlas". Desde luego, todo esto tiene sentido si pensamos un poco mal y tendremos razón, pues, todo apunta o hace entrever la posibilidad de una maniobra que tiene por objeto colocar al Papa en minoría en el inminente Sínodo para así permitir que el grupo opositor pueda negociar en una posición de ventaja”. Desgastar la influencia y aceptación social que tiene el Pontífice Francisco en la mayoría del mundo cristiano es una prioridad del frente conservador. Los precursores en darles comunión (a los divorciados), fueron algunos episcopados alemanes.

Retomo, con este texto seguramente modelará el desarrollo de los Sínodos subsiguientes, la iglesia católica ha vuelto remarcar no sólo la inamovilidad de los principios que la soportan, sino, también su incapacidad para adecuarse al mundo cambiante en que vivimos. Las consecuencias con este proceder han sido muchas y muy negativas para la misión de la iglesia y serán quizá más de aquí en adelante: la famosa frase, "Non possumus", con la que respondió el Papa Clemente VII a la petición de divorcio de Enrique VIII, no está por demás recordarlo, pues, provocó escisiones en su interior de la cual nació la Iglesia anglicana.