Gabriel Sánchez Díaz

Pareciera normal pero no lo es. En la actualidad, ver o comprar pornografía es un acto que pasa desapercibido por su cotidianeidad. Las otrora funciones de media noche en cines comerciales han desaparecido por la acelerada proliferación del internet doméstico entre otros motivos. Investigaciones recientes aseguran que los hombres y mujeres que consumen mucha pornografía presentan un cerebro con menos materia gris. Lo que implica que la capacidad mental de éstos es inferior a la de una persona que presenta un consumo más moderado. Para estudiantes de preparatoria y universidad (mujeres y hombres), el consumo de pornografía es “normal”, pues, se trata de generaciones que ya nacieron con las “ventajas” del internet y las redes sociales, donde su difusión (del porno) en bastante fluida.    

Las advertencias de que los hombres y mujeres que miran mucha pornografía poseen menos capacidad intelectual están a la orden del día. Fuentes informativas serias y confiables revelan que el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín, se basó en el examen de 64 hombres de entre 21 años y 54. Retomo, a los analizados les realizaron un scan del cerebro, pero no les dijeron que la investigación era acerca del consumo de pornografía. Su conclusión, si ven tres o cinco X más de cuatro horas a la semana son menos inteligentes y la actividad cerebral que más disminuye es la motivación. Así es, en la actualidad ver porno no hace que te quedes ciego o “te vayas al infierno por pecar de esa manera”. Aproximadamente ocho de cada diez que cierran la sesión pornográfica concluyen con la masturbación.

Entre las consecuencias por abusar de la pornografía están el olvido de citas importantes, abandonar tareas laborales y descuidar a sus parejas, hechos que seguramente afectarán significativamente sus vidas, independientemente del daño cognitivo generado. Y es que la memoria de trabajo se altera fácilmente por la interferencia de diversos factores, como el estrés o la depresión, y recientemente con el abuso de contenidos pornográficos. Un experimento con 28 varones heterosexuales sanos, muestra la propensión de estos a consumir porno en lugar de imágenes violentas o de acción. El papel negativo que tiene la activación sexual causada por la pornografía, disminuye la capacidad de poner atención o la llamada crisis de atención, fenómeno que se presenta con mayor frecuencia en el ámbito escolar de todos los niveles.

Las consecuencias ignoradas de la pornografía como el costo social generado y la adicción a este mal, se convierten en un serio problema para quien la padece. El lazo de la pornografía en la vida de un niño, un adolescente o un joven adulto cambia del todo la percepción que del sexo se tiene, no importa si este lazo con la pornografía es digital o impresa. Las mujeres que participan en los rodajes porno en su mayoría sufrieron abuso sexual o fueron maltratadas cuando niñas y por lo común, con su sexualidad venida a menos a causa de un abusador. Sin embargo, la pornografía se produce mayoritariamente para hombres y que cuando estos se vuelven adictos buscan cosas "más duras, explícitas, desviadas". En este caso, las mujeres protagonistas de la película son pagadas y forzadas para dar la impresión de disfrutar la degradación y la violencia.

No son pocos los casos donde las protagonistas consumen drogas para paliar el dolor o adormecer su sensibilidad. El tráfico sexual es parte de la explicación de porqué hay tanta pornografía dura disponible en Internet. Cuando los adolescentes y los adultos buscan este material, ayudan a crear y reproducir un mercado que está en constante expansión, incluso, en el mercado negro. La exposición excesiva a la pornografía les roba a los niños la oportunidad de desarrollarse de manera saludable psicológica, moral y espiritualmente. En el matrimonio, el esposo o esposa puede perder el interés sexual en su pareja o actuar sus fantasías alimentadas por la pornografía con su cónyuge, o con una prostituta o sexoservidora. Muchos jóvenes adultos prefieren la masturbación frente a un monitor en lugar de una practicar sexual normal.

La pornografía también genera futuros agresores sexuales. La explosión de obscenidad porno es dominada por el crimen organizado y esto contribuye de manera decisiva a su reproducción masiva. De hecho, este gran flujo de mercancía “prohibida” hace que la ciudad de San Fernando Valley (California, EUA), sea erigida como la capital pornográfica más grande del mundo, pues, existen más de 550 compañías que se dedican a producir pornografía con actores que oscilan entre 15 y 19 años, muchos de ellos con más de 100 películas filmadas y de paso, se prostituyen en secundaria y preparatoria. Se estima que en los Estados Unidos la edad promedio de exposición a la pornografía es de 11 años, que alrededor del 25% de las búsquedas en internet son para encontrar pornografía, que el 70% de los hombres en edad de 18 a 24 años visitan sitios pornográficos con frecuencia, y que el 58% de los divorcios en dicho país son causados porque uno de los cónyuges sufre de adicción a la pornografía. Desde luego, México no es la excepción.