Tlaxcallan, Tlaxcala, Tlaxcaland

Raymundo Pérez Romero

Acercamiento a la microhistoria tlaxcalteca

“La historiografía local, como la biografía, parece estar más cerca de la literatura que los otros géneros históricos, quizá porque la vida concreta exige un tratamiento literario, quizá porque la clientela del historiador es alérgica a la aridez acostumbrada por los historiadores contemporáneos. El redactor de una historia local debiera ser un hombre de letras.”

Luis González y González, Pueblo en vilo

Uno de los más elementales estudios de la microhistoria fue el realizado por parte del historiador Luis González y González, quien establece que para las regiones no hay nada tan grande o tan pequeño que no sea materia de estudio de la Historia, por lo que su investigación y legado es digno de estudiarse y de recordarse por todos nosotros al mantener como vestigio de un pasado los recuerdos de nuestros seres queridos, por lo que al tomar esto como una línea conductual de lo que sucede en nuestro entorno es preciso el comprender que todo lo que vemos a nuestro alrededor es causa o consecuencia de un hecho que dejó como vestigio el pasado.

Mucha de las veces cuando pasmos con frecuencia por algún lado de nuestra entidad, ciudad o población, se nos hace tan cotidiano todo que deja de sorprendernos y llegar al extremo de pasar desapercibido o quedar en nuestro lado ciego, eso mismo pasa con las cosas que nos rodean, se vuelven tan habituales que dejan de tener valor intrínseco y extrínseco de lo que deben ser o tener como un volumen de recuerdos que dejamos atrás para conformarnos de un presente que nos vuelve insensibles del acontecer.

Dicen los abuelos que el recordar es volver a vivir, en cierta forma tienen razón al señalar que lo mejor de nuestra vida es la conformación de lo que somos, es decir que todo lo que hemos vivido malo o bueno es ese resumen lo que nos ha dejado al día de hoy ese rescoldo que se encuentra por doquier adornando edificios, arquitectura, decoración, etc., todo lo que nos rodea en pocas palabras.

Al mantener ardiendo la luz de nuestra identidad la cosmovisión de nuestro pasado aún es visible si en este mundo de inmediateces nos deja un minuto con nosotros mismos para comulgar con nuestro alrededor y dejar las cosas banales de lado y concentrarse un poco en lo que hacemos, lo que vemos y cómo todo ello puede ser cambiante en un futuro próximo, pasar a la praxis y considerar lo que vale la pena mantener como algo positivo mientras que lo otro, lo externo debe dejar de ser insustancial para nuestra cultura tlaxcalteca.

La consecución de logros que se obtiene con la observación de todo nuestro entorno con ojos nuevos, como si se fuera turista en nuestra ciudad nos dejará una expectativa de novedades que han pasado o pasaron desapercibidas en nuestra vid rápida por lo que el observar desde otras perspectivas lo que nos rodea como punto de vista material y lo que desde el punto de vista inmaterial se conforma día a día revaloraremos lo que somos y a los que nos acompañan en este viaje que llamamos vida.

El concepto de cultura tlaxcalteca es todo lo que somos y lo que se ha hecho no sólo en una década sino que es la acumulación de años que han dejado siglos de vida de seres humanos que le han dado sentido a su contexto al que le dieron forma y que aún perduran en nuestro lenguaje, socialización, familiaridad, entre otros más que seguramente sostendrán en vilo nuestra denominada “tlaxcaltequidad”, la cual resalta a primera vista de gente que tiene contacto con cualquier tlaxcalteca fuera o dentro del territorio y que no dejará de sorprenderse de lo que puede caber dentro de un habitante que se formó con ideas de nuestra gente y que es el portador de ese pasado que asoma su faz en cada hecho que se realice y a su vez deja ver un fragmento de lo que se puede encontrar en cada localidad de nuestra entidad y que muestra un botón de lo complejo y a su vez sencillo que es el comprender a nuestra cultura de forma general.

Si entendemos que cada objeto en términos de construcción humana es digno de estudiarse y entender su contexto de creación, tenemos que las mismas artesanías muestran lo que abunda en Tlaxcala y cómo el hombre ha hecho lo suficiente para hacer de ella elementos de servicio y de utilidad para el habitante de esta región y que ahora nos reconoce fuera de nuestras fronteras al llamar la atención por los finos terminados y lo que en sí misma expresa de carácter estético a parte de lo funcional que pareciera ser tarea de unos cuantos el sorprenderse de su majestuosidad al fusionar la creatividad humana con la parte espiritual y de servicio que da al hombre la materia prima que abunda en cada uno de los pueblos tlaxcaltecas.

La invitación que hago desde este espacio es a todo aquel que tenga acercamiento con lo que vive a mirar como si fuera nuevo todo, dejarse sorprender por lo que día a día aparece frente a sus ojos, a valorar lo que tiene en su haber de carácter material así como las tradiciones que nos representan como localidad y lo que nosotros podemos conservar para dejarlo como herencia a nuestros descendientes que ellos ven la tarea de mantener viva una tradición que es la riqueza cultural más importante que podemos dejarle como patrimonio.

Nos leemos pronto, hasta luego.

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