La promesa de igualdad de derechos para hombres y mujeres es una promesa muy antigua y un reto en nuestra entidad, es, por así decirlo, un desafío público y privado, en el que se debe lograr la igualdad de derechos que, legalmente, reconoce nuestro ordenamiento jurídico. Sabemos que los resultados concretos no se producirán solo con leyes o acuerdos entre Autoridades; esto es importante pero no suficiente.

Necesitamos una vigilancia social que demande más oportunidades para las niñas, para las mujeres, mayor participación, mayor respeto y mayor igualdad, es menester dar toda nuestra energía por lograr que el hecho de ser niña adolescente o mujer en nuestras sociedades no sea nunca más una desventaja.

Los derechos humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales.

La plena participación, en condiciones de igualdad, de la mujer en la vida política, civil, económica, social y cultural en los planos nacional, regional e internacional y la erradicación de todas las formas de discriminación basadas en el sexo son objetivos prioritarios de la comunidad internacional.

Por ello es que la participación e integración activa de las mujeres no es una cuestión antojadiza, este día en especial, en el cual Conmemoramos el Día Internacional de la Mujer; una servidora en mi calidad de Presidenta de la Comisión de Equidad y Género de este Honorable Congreso, invito a todos los integrantes de esta LX Legislatura a la reflexión y a trabajar para impulsar el desarrollo de las mujeres en el actuar diario de nuestro estado.

Podemos afirmar que el avance de los derechos de las mujeres es una de las revoluciones sociales más profundas que se hayan visto en la historia. Como señala la premio nobel de economía, Amartya Sen “A lo mejor nada sea tan importante hoy en la economía política de desarrollo como que se reconozca, como es debido, la participación y liderazgo en el territorio político, económico y social de las mujeres.”

Constituye enorme desilusión que aún existan áreas en el Estado donde las mujeres no están debidamente representadas.

Las sociedades y los Estados deben comprometerse e invertir para la plena participación de las mujeres en los ámbitos político, económico, social y cultural.

En 2007 se decía, en el marco de la décima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que la paridad “es uno de los propulsores determinantes de la democracia, cuyo fin es alcanzar la igualdad en el ejercicio del poder, en la toma de decisiones, en las relaciones familiares al interior de los diversos tipos de familias, las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales, que constituye una meta para erradicar la exclusión estructural de las mujeres.”

Con el objeto de impulsar la participación equitativa entre mujeres y hombres, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) ha tenido diversas modificaciones en la materia.

La reforma más reciente al Cofipe en materia de cuotas de género, se discutió y aprobó a finales de 2007, en el marco de discusión del proyecto de decreto por el que se derogó el anterior.

En lo relativo a las cuotas de género se hicieron algunas modificaciones importantes respecto al aumento en el porcentaje de las mismas, así como la obligación de los partidos políticos de asignar un porcentaje del financiamiento público destinado al desarrollo del liderazgo de las mujeres.

Hoy estamos en condiciones de pensar que no son los factores biológicos los que limitan la Equidad entre los hombres y mujeres, sino que son factores socioculturales los que están incidiendo con gran fuerza.

En este sentido, es importante considerar que la participación política implica tomar decisiones relacionadas con el poder y su ejercicio, ésta no se reduce a las cuestiones meramente electorales o a la inserción en los distintos ámbitos de la política gubernamental, por ello resulta de fundamental importancia las propuestas actuales en el ámbito nacional e internacional en materia de los derechos políticos de las mujeres, que apuntan más allá de las cuotas mínimas de género.

La corresponsabilidad social del estado para evitar toda transgresión a la equidad y género, es una tarea permanente e inacabada, sin embargo, cuando esta se genera en torno a particularidades y bajo parámetros definidos, como es la violencia de género, es imperativo que el propio Estado genere mecanismos jurídicos, políticos y sociales que la inhiban y radiquen.

Es nuestro estado, nos distinguimos en el entorno internacional, con acciones inconcretas y prácticamente nulas por parte de las autoridades municipales y estatales, tendientes a erradicar uno de nuestros principales problemas, como lo es la trata de personas.

Es triste ver que aún demasiados legisladores no han comprendido y no han realizado acciones tendientes a erradicar uno de los principales problemas en nuestro estado: la trata de personas; la cual no es un asunto neutral, unisex, sino que implica una problemática de género que no puede, no debe ser invisibilizada.

La trata de personas es un fenómeno complejo, multifacético, difícil de aprehender y muchas veces, incluso, de identificar. Sus diversas aristas exhiben una dura contradicción: producen ganancias millonarias para un reducido grupo de personas que conforman las redes delictivas altamente organizadas, a la vez que generan un profundo dolor en miles de víctimas en todo el orbe.

La única conclusión posible, como respuesta a la trata de personas es erigir plenamente el discurso y práctica de los derechos humanos.

Ante lo mencionado insto a la Comisión de Puntos Constitucionales Gobernación y Justicia y Asuntos Políticos a emitir el Dictamen respecto a las Iniciativas de Ley denominadas “Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres del Estado de Tlaxcala” y “Ley para Prevenir y Erradicar la Discriminación en el Estado de Tlaxcala”; las cuales contribuyen al marco jurídico de protección de los Derechos Humanos de la mujer tlaxcalteca.

Recordemos que la fortaleza de las mujeres, su trabajo y sus múltiples capacidades son aún hoy el recurso más desaprovechado de la humanidad, es necesario realizar acciones tendientes a lograr la paridad entre los hombres y mujeres pues mientras más mujeres en toda su diversidad participen en la toma de decisiones que les afecta sus vidas, más sólida se hará la democracia.

*Integrante de la LX Legislatura