Juan Ramón Nava
Doble lenguaje azul
En su desesperación por no perder las plazas de Apizaco y el distrito XIII, los altos mandos del PAN pisaron terrenos muy, pero muy peligrosos. Quizá, atemperados por ánimos revanchistas, hicieron señalamientos serios y de graves consecuencias para su causa, acusar al Poder Judicial y a uno de sus integrantes de actos de corrupción no es peccata minuta.
Sergio González Hernández, líder del panismo tlaxcalteca y la Senadora Adriana Dávila Fernández, perdieron la compostura y hasta las formas, y en política la forma es fondo, y quizá  a estas alturas ambos políticos estén lamentando sus deslices verbales, sobre todo por las repercusiones que en un futuro mediato tendrán para sus intereses personales, grupales y políticos.
Sin el ánimo de justificar a nadie, porque no existe justificación en señalamientos como los vertidos por ambos políticos, a menos que se tengan evidencias serias y contundentes, es muy probable que el dirigente estatal del blanquiazul se haya tomado muy, pero muy a pecho, su papel de Celestino partidista.
No así el caso de la ex aspirante al Gobierno de Tlaxcala, que en sus ánimos protagónicos, se ha olvidado de sus quehaceres parlamentarios allá en la vieja casona de Xicohténcatl y ha trasladado sus fuerzas y energías a la causa panista asentada en Apizaco y en el distrito XIII, menester propio de la cúpula azul tlaxcalteca y no de Dávila Fernández, bien dicen que el interés tiene pies, y éstos son femeninos.
Pero la actitud de ambos panistas, íconos del partido azul en Tlaxcala, no sólo es censurable por lo grave de sus señalamientos, sino por las lecturas que algunos actores políticos locales han dado a sus acusaciones, varios tal vez les aplaudan y les reconozcan su osadía, pero otros no, apostar al debilitamiento de una institucion pública como el Poder Judicial no es una cuestión de escrutinio público, y eso, ellos lo saben muy bien.
Por su formación académica, titulada en Ciencias de la Comunicación, Adriana Dávila sabe muy bien el manejo de medios, basta recordar que fue así como inició su carrera política al interior de Acción Nacional, y también sabe asestar golpes mediáticos, algo a lo que le ha estado apostando en las semanas anteriores y posteriores a la jornada comicial del pasado domingo 7 de julio.
Sin embargo y pese a su reconocida experiencia, la Senadora blanquiazul perdió de vista algo que los estudiosos llaman control de daños, e indudablemente que, sin darse cuenta, los daños para su causa y la del panismo local serán pesables y medibles a un mediano plazo.
Su fobia política hacia la figura del magistrado presidente de la Sala Unitaria Electoral-Administrativa, dependiente del Poder Judicial de Tlaxcala, Pedro Molina Flores, llevó a los máximos dirigentes panistas a caer en extremos de chantajismo, tratar de condicionar la permanencia de Acción Nacional en el Pacto por México por los casos de Apizaco y el distrito XIII fue sobredimensionar algo que, hasta el momento, no ha tenido eco en la cúpula nacional panista.
Otro Senador, Ernesto Cordero, también se sumó a esta andanada de descalificaciones en contra del Poder Judicial tlaxcalteca, habría que preguntarle si en verdad está convencido de los argumentos de sus correligionarios, lo curioso en todo este entuerto, es que Gustavo Madero, jefe nacional de los panistas, no ha hecho ningún pronunciamiento sobre los casos que atraen la atención de Ernesto Cordero, quien por cierto, fue destituido por el propio Madero como coordinador de la bancada azul en el Senado.
Resulta hasta hilarante que ambos Senadores, sobre todo Ernesto Cordero, pretendan utilizar argumentos pueriles para condicionar la permanencia del PAN en el Pacto por México, cuando aquel 7 de julio, en 13 entidades más también se celebraron elecciones, y hubo también conflictos poselectorales, como fue el caso de Baja California Sur, donde se disputó la gubernatura de aquel estado, guardando las proporciones y con las reservas del caso, Apizaco y el distrito XIII son minucias en comparación a otros escenarios.
Queda la impresión que el protagonismo exagerado de Adriana Dávila, de Ernesto Cordero y del propio Sergio González, son muestras de rebeldía hacia su máximo dirigente, ya que es bien sabido de las marcadas discrepancias entre los altos mandos del blanquiazul, lo malo de estos jaloneos panistas, es que enlodan la imagen y ponen en entredicho la credibilidad de Poder Judicial, cosa que no se vale.
Pero los panistas parecen ser políticos de impulsos cortos y reacciones largas, no usan el mismo rasero, pues mientras linchan mediáticamente a todo un Poder, la otra cara de la moneda muestra a dirigentes y senadores enfundados en trajes de institucionalidad, sólo por el hecho de que fueron ratificados sus triunfos en Tlaxcala capital y en los municipios de Nanacamilpa y Huamantla. Según ellos, en ambos casos la resolución del Magistrado Pedro Molina Flores fue la correcta y actuó con apego a derecho y legalidad, entonces, dónde quedaron las acusaciones de corrupción y los calificativos ofensivos hacia la persona del funcionario judicial, un claro dislate por no decirle doble lenguaje azul. Pena ajena.
SIN CORRECCIONES...Voces al interior del PRD claman ya por la salida de su dirigente estatal, Salvador Méndez Acametitla, flamante diputado plurinominal. Y es que el líder perredista se "atrincheró" ya en la sede local de ese instituto político, aún en contra de la voluntad de sus propios correligionarios, quienes aseguran que esta decisión obedece a que su representante carece de propuestas para conformar la agenda cameral de los amarillos en lo que será la próxima legislatura. Ojalá y alguien le dé un ligero "training" político, porque de ser ciertas esas versiones, lo va a necesitar...