En el asunto este de las cuentas públicas poco a poco salen a relucir los verdaderos motivos por lo que no hubo, ni creo que la haya, sanción alguna para los alcaldes morosos. Es un secreto a voces que al interior del Poder Legislativo se privilegian intereses de todo tipo, muchos de ellos van más allá de favoritismos políticos, permea entre los diputados tlaxcaltecas el "amiguismo", o al menos así lo dio a entender uno de ellos.
Ya no es extraño que los asuntos que, en apariencia debieran abordarse con prudencia y cautela, hoy sean ventilados tan a la ligera en los medios de comunicación sin ningún empacho, como tampoco debería causar extrañeza los oscuros y amañados enjuagues de los señores legisladores.
Sin duda que todos los asuntos que se tratan en la Cámara de Diputados de Tlaxcala revisten cargas de importancia, hay unos que merecen de un mayor análisis, no es lo mismo que los legisladores aprueben la donación de tal o cual terreno a que avalen un estado financiero. Y es que en el rubro de la fiscalización, lo que se maneja no son cacahuates, sino dinero, dinero público que el gobierno, del nivel que sea, federal, estatal o municipal, obtiene vía impuestos, es decir, son las contribuciones de gente que merece respeto, por aquello de sus aportaciones.
Pero para los 32 inquilinos del inmueble ubicado en Allende 31, eso parece no tener ningún tipo de consideración, pues al momento de fiscalizar los estados financieros  de entidades públicas, el favoritismo hace acto de presencia y sin miramientos o muestras de sensibilidad política o social, los honorables legisladores privilegian a sus amistades, algo que sólo ocurre en nuestro país. Lamentablemente en conceptos como "cuatachismo", "compadrazgo" o "amiguismo" se sustenta gran parte del sistema político mexicano. Cruda realidad, pero cierta.
A sólo unos cuantos meses de que concluyan su gestión como representantes populares y defensores de las causas justas, ajá, los diputados tratan de paliar su cuestionada estadía en el Palacio Legislativo, revertir su tortuguismo, por no llamarlo parálisis cameral, e intentan resarcir su falta de capacidad para resolver asuntos de trascendencia, como el de las cuentas públicas, por ejemplo.
Y su intentona cayó en lo repetitivo. Predecibles como sus antecesores, los actuales legisladores incurrieron en la tentación de las comisiones, si, esas mismas que sirven como "parches" para cubrir los deslices camerales y que desde hace años son ya comunes entre quienes ocupan una curul.

Juan Javier Potrero Tizamil, presidente del máximo órgano de gobierno del Congreso de Tlaxcala puso el dedo en la llaga, tocó un tema conocido por todos los actores políticos locales; que la aprobación de cuentas públicas y la aplicación de sanciones a ediles morosos, no dependía ni del Poder Legislativo, ni del Órgano de Fiscalización Superior, ni de la Procuraduría, ni de nadie más, sino que dependía de algo mucho más mundano que un simple interés político, de grupo o de partido, estaban sujetas al poder de la amistad, como dice el comercial, tener una mistad así es algo que no tiene precio, sólo que en este caso si se tiene un precio y éste es de varios millones de pesos, pero al final de todo, eso es algo que se opaca cuando los diputados privilegian a sus amigos.
Las revelaciones hechas por el perredista, insisto, no son ni ajenas ni sorpresivas, de hecho, podrían ser plausibles, salvo por dos inconvenientes, se hacen cuando ocurrieron las elecciones intermedias y cuando faltan pocos meses para que concluya esta legislatura.
Quizá algunos cuestionen, y por qué esos dos factores? pudiendo haber otros de mayor peso. La respuesta es sencilla, porque de haberse sabido que el PRI, PAN y PS privilegiaron a sus amigos y frenaron toda posibilidad de sancionar a alcaldes omisos, es posible que los resultados en esa jornada comicial hubieran sido otros, mientras que la otra arista no requiere mayor análisis, porque es cómodo delegar a otros responsabilidades y no asumir las propias, y heredar a la próxima legislatura esta papa caliente, no es muy ético que digamos, pero así se las gastan nuestros amigables representantes populares.
Tratar de recomponer este escenario debe de tener cierto reconocimiento, pero esto debió de haberse dado desde hace tiempo, no al cuarto para las doce, querer aplicar correctivos a destiempo sólo muestra improvisación en las decisiones de los legisladores tlaxcaltecas, y lo dicho por el perredista Potrero Tizamitl es acertado, la creación de comisiones de vigilancia es una reacción tardía.
En el papel, las comisiones de vigilancia harán eso, vigilar que ya no se cometan tropelías y abusos financieros en algunas alcaldías. Hablar de posibles sanciones suena ya a destiempo, pero si aún pudieran aplicarse algunos escarmientos, quiénes tendrían que ser los primeros de la fila? Los alcaldes morosos o los diputados protectores de intereses de uno cuantos. No se puede ser juez y parte, la respuesta la tiene la sociedad...

SIN CORRECCIONES...Otro habría sido el escenario para la capital de Tlaxcala si su alcalde, Pedro Pérez Lima, hubiera puesto en práctica esas frases que semanalmente publica en redes sociales, suenan bonitas, lástima que la realidad sea otra. Aguardaré con paciencia a leer sus publicaciones cuando el juicio ciudadano le caiga encima, espero que para ese entonces guarde un poco de optimismo, porque estoy cierto que le hará mucha falta. Es cierto, contra la ironía y el sarcasmo no hay defensa...