Alberto Méndez Aguilar

Mi amigo el banco

Es historia conocida el acoso que sufren los ciudadanos a manos de los bancos.

El primo de un amigo me contó su experiencia.

Un sábado recibe la llamada del banco con  el que tiene una tarjeta de crédito y una voz femenina le anuncia que en diciembre le llegará un cargo por un seguro de vida.

La respuesta es firme pero no altisonante: no autoricé ningún seguro. La mujer insiste: desde que se contrató la tarjeta, se contrató el seguro. Riposta el cliente: yo no autoricé ningún seguro y mi tarjeta está vigente desde hace años por lo que el cobro es un invento reciente. La voz del banco se impacienta: ¡pues de todos modos se le hará el cargo!

Con la confianza del que nada debe nada teme, el ciudadano de nuestra historia sigue su vida común deseando que el estado de cuenta mensual no haga efectiva la amenaza.

Una semana después, otra llamada le pregunta a nuestro personaje por su tarjeta y si autorizó la contratación de un seguro de vida. Sorprendentemente, la voz dice que “ya sabemos que los bancos abusan. . .” Y la voz se muestra interesada en el caso. El cliente, que tiene muchos defectos pero no el de la tontedad,  advierte que ya lo están defendiendo de los bancos abusivos pero le inquieta que  no haya solicitado defensa alguna. Y se lo deja claro a la voz: “no solicité ayuda. Gracias”. Y colgó.

Días más tarde, otra voz se presenta como su asesor personal,  está al tanto del cargo que le hará el banco y está dispuesto a . . . ¡defenderlo! Para proceder, sólo necesita que le proporcione datos de la tarjeta.

Como intuirá el lector, nuestro hombre respondió que no ha solicitado defensa alguna, no ha contratado seguro ninguno y no quiere tratos con desconocidos.

Como ya se ve, estamos ante un caso  en el que el banco y alguien más saben del usuario, de su teléfono y de su tarjeta de crédito. Y saben más que él pues pronostican un cargo, legal, según la voz del banco, e ilegal, según su espontánea defensoría.

La llamada más reciente de este capítulo ocurrió hace poco. El propio banco –bueno, su call center- avisa que se hará el cargo pero por ser el cliente un buena onda le ofrecen el 50 por ciento de descuento. De todos modos tejones.

En el caso aquí reseñado llama la atención la secuencia: aviso del cargo, defensa contra el cargo. ¿Es el banco el que hace eso? ¿Hay alguna conexión entre los datos de Banamex – que es la institución referida- y personas ajenas? ¿Cómo funcionaría si el cliente acepta que lo defiendan? ¿ Debería aceptar el cargo con el gran descuento ?.

De acuerdo con información de la Condusef, el principal motivo de reclamaciones en tarjetas de crédito es el “Cargo No Reconocido por Consumos No Efectuados”. Hasta el primer semestre del 2013, por este motivo se registraron  1 millón 8 mil 780 reclamaciones, es decir  96 por ciento del total.

Pero también se recuerda que allá por el mes de mayo ese banco estuvo involucrado en un fraude de 400 millones de pesos por lo que 11 altos funcionarios, entre ellos 4 de primer nivel, fueron despedidos. Mucho me temo que estos cobros indebidos estén destinados a pagar aquél agujero financiero mientras los 11 despedidos se ca. . . – mueren- de la risa.

Nuestro personaje, mientras tanto, guarda el plástico de la discordia en el refrigerador y espera su próximo estado de cuenta para hacer cita en la Condusef.

Una más de abusos contra ciudadanos. También ya nos cansamos.