* Beatriz González Rodríguez
Piensa, después come

Día Mundial del Medio Ambiente
Pensar antes de alimentarnos, es una práctica poco común.

En diversos ámbitos permea el discurso sobre el cuidado ambiental por parte de instituciones públicas y de la misma sociedad civil, sin embargo, pocas veces se reflexiona sobre la forma en la cual nuestro consumo de alimentos impacta al ambiente.
Precisamente, este año la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente se enfoca a poner sobre la mesa este tema y promueve la toma de decisiones sobre nuestro consumo alimenticio de manera informada, a partir de los efectos que tiene en el medio en el cual nos encontramos.
Bajo el lema “Piensa, Aliméntate, Ahorra”, el Día Mundial del Medio Ambiente busca impulsar una campaña para de reducir los desechos y las pérdidas de alimentos en todo el mundo.
De acuerdo a la información difundida en Internet, se pretende difundir información para que los ciudadanos reflexionen sobre cómo ciertas decisiones reducen el volumen de desechos, ahorran dinero y disminuyen el impacto  de la producción de alimentos.
Y es que según la Organización de  las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la disipación de los recursos en este rubro es impresionante y afecta de manera negativa distintos ámbitos empezando por el económico, que es el que nos da una nuestra fehaciente de los alcances que se tienen en este rubro.
Tan solo para iniciar, los datos exponen que el problema de la alimentación provoca que una de cada siete personas del planeta se va a dormir con hambre.
Más aún y para agravar la situación, una cifra superior a los 20 mil niños de menos de 5 años mueren de hambre cada día, este dato aterrador no debe pasar desapercibido en este tema.
Asimismo, los datos difundidos con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente sostienen que anualmente se desperdician 1,3 billones de toneladas de comida.
Para dar un ejemplo de que este dato significa, diremos que equivale a la producción alimentaria de todo el África Subsahariana, según se refiere en Internet.
De hecho, la misma FAO estima que un tercio de la producción alimentaria se pierde o es desechada, lo cual tiene un impacto directo sobre los recursos disponibles, en virtud de que para su producción se dispuso de insumos y materiales que fueron desperdiciados.
Esta explotación de los recursos para generar comida que al final es desperdiciada, tiene un impacto negativo en el ambiente, al utilizar materiales que suponen una explotación de insumos (uso de gas, petróleo); y en cuyo proceso se contamina al ambiente.
En este escenario, encontramos que el desperdicio de alimentos tiene altas y costosas implicaciones en distintos ámbitos, por lo que es necesario pensar en cómo nuestras decisiones afectan al entorno y la forma de evitarlo.
Como se dice en torno a esta conmemoración, “si desperdiciamos comida, significa que todos los recursos empleados para producirla también lo son. Así por ejemplo, producir un litro de leche supone gastar 1.000 litros de agua o producir una hamburguesa 16.000 litros... Todas esas emisiones de gas durante el proceso habrán sido en balde si desechamos alimentos”.
Por ello, mi intención desde estas líneas es sumarme a la reflexión en torno a este tema y exponer las cifras que en lo particular me sorprendieron, por el grado de implicaciones que tiene el desperdicio de comida, situación que si la vemos desde un punto de vista aislado no parecería tan grave, pero puesto en esta perspectiva resulta estremecedor.
Así, la campaña de este año busca exponer cómo ciertas decisiones reducen el volumen de desechos, ahorran dinero y disminuyen el impacto ambiental de la producción de alimentos, es decir, en empezar a pensar y elegir aquellos alimentos cuyo impacto al medio ambiente es menor.
En este sentido, se apuesta por el consumo de aquellos productos que no utilizan, por ejemplo, químicos, ya que su producción tiene menos impactos en el ambiente al no aplicar productos químicos.
Otra opción sería adquirir productos en mercados locales que no implican grandes costos de transporte o de industrialización, ya en su transporte o elaboración no hubo tantas emisiones de gas y de contaminantes.
Aunque simpaticemos con las causas ambientalistas y muchos consideremos que ponemos nuestro granito de arena para mitigar prácticas nocivas, lo cierto es que muchos veces no reflexionamos sobre este asunto.
Hacerlo sin duda nos llevará a aportes mucho mayores.

*Diputada integrante de la LX Legislatura local.