Es el año de 1820, y un grupo de exploradores que se dedican al comercio de pieles de animales sufren una emboscada por un grupo de indios en las cercanías del Río Missouri. En la pantalla vemos a Hugh Glass (Leonardo DiCaprio), un experimentado explorador que acompaña  la expedición del capitán Andrew Henry, y quien además se convierte en el personaje que lleva a los sobrevivientes al barco en un maravilloso plano secuencia intrépido, lleno de acción y fervor, del cual nos emociona saber cada vez más.

En los primeros minutos conocemos a los personajes de El Renacido, sus intenciones y motivaciones que marcarán el rumbo de la historia en la cual se habla, no solo de sobrevivir, sino de aceptar al prójimo, de los prejuicios sociales, la ambición, el egoísmo o la venganza. Y a lo largo de dos horas y media, el realizador mexicano Alejandro González Iñárritu lo desmenuza poco a poco con momentos de emociones elevadas por la acción, o incómodas de las decisiones que tiene que tomar Hugh Glass para sobrevivir. Es una película cruda sobre un tema audaz.

La película, que ha dividido opiniones alrededor del mundo en el gusto de la crítica y los espectadores, llega a las salas de cine nacionales el día de hoy para cuestionar en los mexicanos las premisas que llevaron al realizador mexicano a adaptar a la pantalla grande la novela de Michael Punke: “La historia de Glass plantea las preguntas: ¿Quiénes somos cuando se nos  despoja de todo? ¿De qué estamos hechos y qué somos capaces de hacer?”, dice Alejandro González Iñárritu, quien brindó con champagne y mezcal las doce nominaciones que tiene el filme en la próxima entrega de los Premios Oscar.

“Durante el viaje de Glass, cuando está solo mientras su cuerpo se colapsa, la única manera de saber quién es como hombre es a través de sus visiones y sueños, que nos informan de su estado mental y de su pasado (…) El Renacido es una historia de supervivencia severa, pero también de esperanza edificante. Para mí, la parte importante era transmitir esta aventura con un sentido de asombro y descubrimiento, como una exploración tanto de la naturaleza como de la naturaleza humana”, explica Iñárritu.

Por primera ocasión El Negro Iñárritu aborda el género épico en la pantalla grande y no podría hacerlo sino con la mejor arma de todas: Emmanuel Lubezki. El reconocido cinematógrafo, cuyo trabajo está rompiendo records y paradigmas no solo en Hollywood, sino alrededor del mundo, prácticamente asegura su tercer estatuilla con el trabajo El Renacido, el cual tuvo una estética basada en solo luz natural, es decir, sólo con la iluminación que da el sol y el fuego en cada locación y que no es sino una tarea demencial.

La película está hecha para consagrar a Lubezki. Yo lo ha dicho Iñárritu en alguna ocasión, “Lubezki es el artista más grande de la generación que salió junto con Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro”, y ahora busca su tercer Oscar de las ocho nominaciones que ha tenido en su carrera.

Después tenemos al otro personaje central del filme. El otro yunque y pilar del filme. El que sostiene el drama en la pantalla con dramatismo efectivo como ha sido siempre efectivo en los últimos años y que parece teñir por fin de dorado. Leonardo DiCaprio no solo cumple, se pone a prueba. Y lo vemos arrastrándose en la nieve, peleando con un oso que marca el rumbo de la historia, comiendo carne cruda, con un espíritu casi inhumano. Un personaje hecho a la altura de sus otras grandes actuaciones como en El lobo de Wall Street, Los infiltrados, El aviador o La isla siniestra. DiCaprio demostró que es un actor sensacional.
“Para mí existen temas poderosos en el filme: la voluntad por vivir y nuestra relación con la naturaleza salvaje. También he interpretado antes a muchos personajes que eran muy articulados de diferentes maneras y tenían mucho que decir, así que este fue un reto singular para mí”, explica el actor.

“Era acerca de transmitir cosas sin palabras o en un idioma distinto. Mucho de ello fue acerca de adaptarte en el momento, acerca de reaccionar ante lo que la naturaleza nos estaba dando, y a lo que Glass estaba experimentando mientras rodábamos. Era acerca de explorar los elementos más internos del instinto de supervivencia”, dice DiCaprio.

El resto de El Renacido es historia ya conocida. Una gran cantidad de ocasiones se ha llevado a los límites de la supervivencia a personajes que se han quedado en nuestra memoria y esta ocasión también será memorable, pero más allá de la historia será porque en cada encuadre hay belleza, quizás desmesurada. No alcanza al profundidad de mensaje que cumplió con Birdman el año anterior, pero vaya que dará de qué hablar. Porque si algo bueno tiene Iñárritu en el cine es que divide opiniones más allá del bien y el mal.