ENTREVISTA

Me arrepiento de no haber atendido a mi madre enferma: Mari

Me arrepiento de no haber estado cerca de mi madre, de no atenderla cuando me lo pidió, de no acudir cuando estaba bien de salud, de no haberla levantado y acostado en su lecho de enferma, hoy ya es tarde.

29/07/2016 17:18:41
I. Carolina Campos
agendatlaxcala
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"Me arrepiento de no haber estado cerca de mi madre, de no atenderla cuando me lo pidió, de no acudir cuando estaba bien de salud, de no haberla levantado y acostado en su lecho de enferma, hoy ya es tarde, hoy ya no tiene caso decir, "si hubiera", pero es así, si hubiera yo estado en esos momentos, en esos minutos en que me necesitaba, en que debí haber cumplido con mi deber de hija, pero lo evadí, deje a mi hermano lo que para mí representaba una carga, pero para él fue una bendición...".

María de la Luz una mujer de casi 70 años de edad hoy se arrepiente de lo que pudo haber hecho y no hizo, hoy, dice, todo lo que se hace se paga.

A su edad, se arrepiente y encuentra la verdadera razón del valor de una Madre.

Ella Mamá de un hijo, hoy vive sola pero con alimentos, vestido y sustento que le da su vástago, no le hace falta nada, dice, pero en su soledad reconoce que hizo mal al dejar todo, su madre, su hijo y en si toda su familia por ir detrás del dinero, del lujo, del placer, de la vida fácil.

Mari, como le dicen de cariño, vive en una comunidad cercana a la Malintzi.

Nos cuenta su historia, para que otros y otras no hagan lo mismo, no dejen su responsabilidad, y después, sea tarde.

Comparte su historia con nuestros lectores de Agenda Tlaxcala segura de que servirá de algo, aunque también sabe, que habrá quien la juzgue y condene.

"Me case muy joven, tenía 15 años cuando decidí casarme con un muchacho de 23, como era yo menor de edad, mis padres tenían que firmar aceptando mi matrimonio, y eso, eso es lo que después no les perdone, ni a ellos ni a mi marido.

Nació mi hijo cuando cumplí los 20, mi esposo me cuidaba y no me embarace luego, dijo que por mi edad no quería que me embarazara, pero en ese momento yo no lo entendía y le reprochaba muchas cosas muy feas, lo trataba de impotente, de que tenía otras mujeres y de todo lo acusaba, el caso era hacerlo sentir mal.

"Cumplí los 30 años y fue peor, no quería yo estar en esa casa que era de los dos, que había él construido para mí y mi hijo, Yo quería algo más, algo que me dejara satisfecha, no estaba bien, algo me faltaba.

Fue ahí en que empecé a sentir rencor por mis padres, los culpaba de haber aceptado que me casara.

Todo cambio una noche en que mi esposo salió del trabajo, él era albañil y fue contratado por una constructora para trabajar todo el día y parte de la noche, siempre venia en la moto, tuvo un accidente, murió.

Quedamos solos mi hijo y yo, pero pasaron los días y tome la decisión de irme dejando mi hijo con mis padres y mi hermano mayor, Flavio, él les dio todo, atención, alimento, vestido, amor, y no solo a ellos, sino a mi hijo también".

Mari toma un trozo de papel, toma su medicamento, se limpia las lágrimas y continua, "Pasaron los años, Yo vivía en México, ahí conocí muchas cosas, hombres, dinero, placer.

Al principio venía a ver a mi hijo, después al paso del tiempo me gustó la vida por allá y me olvide de todo y de todos, mi padre enfermo, mi hermano me avisó pero yo puse el pretexto de que estaba trabajando y no podía venir al pueblo, mande un poco de dinero y dos o tres veces vine a Tlaxcala hasta que murió".

"Mi madre no tardo mucho, enfermó y también murió, pero a ella si no la visite en su lecho de enferma, no le di nada, no hice nada por ella.

Mi hermano muchas veces me habló por teléfono, me decía, ven a ver a mamá y cada vez que la hospitalizaba me avisaba, y no hice caso, pensaba que no estaba tan grave como él decía, pero sí lo era.

Recuerdo que una vez me dijo mi hermano, mi mamá está muy triste porque no has venido, si no vienes pronto se va a cumplir lo que dice mi mamá, que de seguro vas a venir cuando ya la encuentres en medio de cuatro velas, y si, así fue, mi madre murió a las ocho de la noche, me aviso mi hermano pero a esa hora ya no podía venir y vine a otro día por la mañana, y si, la encontré en medio de cuatro velas...".

Suelta el llanto que intenta ahogar en una orilla del suéter, nuestra entrevistada dice que su hermano no le reprocha nada de lo pasado, su hijo la atiende como ella, dice, no se lo merece, pero su conciencia es su peor sentencia.

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