ESPECTÁCULOS

Mutilación de miembros en la pantalla grande

Hace unos días se dio a conocer la noticia de un hombre, cuya depresión por el abandono de su esposa detonó en él una crisis que lo llevó a cortarse su propio pene. El extraño suceso ocurrió en el municipio de Santiago, unos 20 kilómetros al sur de Monterrey.

22/06/2016 09:52:06
La Crónica
agendatlaxcala
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Hace unos días se dio a conocer la noticia de un hombre, cuya depresión por el abandono de su esposa detonó en él una crisis que lo llevó a cortarse su propio pene. El extraño suceso ocurrió en el municipio de Santiago, unos 20 kilómetros al sur de Monterrey. Ese dolor de la castración masculina podría ser una de las imágenes más impactantes que puede haber y que sin embargo, algunos directores han mostrado algunas escenas de mutilaciones en un puñado de ocasiones.

Probablemente esta noticia tenga como resultado su propio filme tal y como ocurrió al escándalo que se vivió en 1993, en Estados Unidos, cuando la ecuatoriana Lorena Bobbit, antes Lorena Gallo, nacida en Bucay en 1969, en un arranque de rabia, le cercenó el pene a su marido, llamado John Wayne Bobbit, quien era un adicto al alcohol y con frecuencia le daba golpizas a su mujer.

El caso llegó a la pantalla grande apenas un año después en el filme John Wayne Bobbit Uncut, que fue dirigido por Ron Jeremy y protagonizado por la actriz carioca del cine XXX Verónica Brazil en el rol de Lorena Bobbit y posteriormente el mismo John Wayne Bobbit apareció en algunos documentales en los que llegó a mostrar las cicatrices de su mutilación.

En el cine hay otros filmes con mutilaciones y castraciones igualmente impactantes como los casos reales. Una de las primeras películas en incluir una escena en la que el órgano masculino es maltratado hasta el extremo fue en La última casa a la izquierda (1972), del maestro del terror Wes Craven, en la cual hay una escena en la que se representa el mordisco de un pene durante una felación.

También en los años 70, se exhibe el filme La última mujer (1976), dirigida por el italiano Marco Ferreri y protagonizado por Gérard Depardieu, quien en una escena se castra y sostiene el miembro ensangrentado entre sus manos mientras se escucha el llanto de un bebé; y además está El imperio de los sentidos (1976), de Nagisha Oshima, una película que está en el límite de la pornografía en cuya historia la protagonista Eiko Matsuda estrangula a su amante en plena cópula, y después le corta el pene.

En la década de los 80 destaca el caso de dos filmes principalmente, el más famoso de ellos es el filme de culto alemán Nekromantik (1987), de Jörg Buttgereit en la cual, en una de las escenas el protagonista se apuñala en el estómago y mientras eyacula, se clava un cuchillo en el pene, la otra es Street Trash (1987), sobre unos vagabundos que dedican su tiempo, entre otras cosas, a jugar con un pene cercenado.

A principios de los años 90 hay una serie de filmes perturbadores que incluyen escenas de perversión, mutilación y violencia extrema como el filme estadunidense experimental Begotten (en español: Engendrado, 1990), dirigida por Edmund Elias Merhige; Singapore Sling (1990) del griego Nikos Nikolaidis o El condón asesino (1996), de Martin Walz, una historia extraña en la que un detective busca un preservativo con tendencias homicidas, cuyas víctimas no son otras que miembros amputados.

En esta década figura el filme mexicano Crónica de un desayuno (1999) de Benjamín Cann, un filme que reúne una serie de historias entre las cuales está la de un personaje llamado Roberto (Odiseo Bichir) que invita a un travesti (Eduardo Palomo) a quien seduce mientras le presenta una maqueta con trenes eléctricos. Al descubrir que es hombre en realidad, le cercena el pene con un cuchillo de cocina y lo arroja por la ventana.

En el nuevo milenio, el número de películas con contenido explícito con imágenes de tortura hacia los penes fue en aumento. En el 2004 llegó a las salas de cine el filme Three...Extremes, el cual reúne tres cortometrajes de horror asiático en el cual está Dumplings, del chino Fruit Chan, que muestra la historia de una mujer que se niega a envejecer por lo que contrata un remedio casero de una mujer extraña a base de fetos que poco a poco la va convirtiendo en caníbal hasta que un día en pleno sexo con su marido le arranca el pene de una mordida.

A esta lista se suma Hostal 2 (2005), de Eli Roth, en la cual también hay una escena de tortura con una mutilación; Dulce venganza (2010) de Steven R. Monroe, remake de la cinta del mismo nombre de los años 70 en la cual una mujer que fue humillada, violada y torturada cobra venganza y a uno de ellos le corta su miembro y hace que se lo coma en una de las escenas.

El caníbal de Rotemburgo (2006), basada en los hechos reales cometidos por Armin Meiwes, la película recrea cómo este informático mutiló y asesinó a un hombre (a quien había contactado por Internet) para después comerlo en un acto de canibalismo, incluido su miembro; también en Piranha 3D (2010), la tercera entrega de la saga iniciada por Joe Dante tiene a un pene arrancado y mordisqueado; Teeth (2007), que aborda el extraño caso de una joven con una vagina dentada cuyo resultado es más que obvio, en total corta tres penes y cinco dedos (los de la mano de su ginecólogo).

Por otro lado está el caso de Planet Terror (2007), de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino en el que se da un caso curioso en el que el pene del mismo Tarantino se cae a pedazos en una de las escenas; también está el caso del pene quemado en Heli (2013), de Amat Escalante; la cinta de serie b, El ataque del pene mutante del espacio (2007), de Daniel Moreno; Grotesque (2009), de Kôji Shiraishi  o los filmes de Takashi Miike, que no se miden en las torturas.

Caso especial del de Anticristo de Lars Von Trier en el que hay una escena en que los testículos de Willem Dafoe son aplastados, en algo que también nos hace imaginar un dolor indescriptible.

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