TRASCENDIDO

Paso al señor gobernador

Resulta que un día cualquiera del año pasado el titular del Ejecutivo, como cualquier otro mortal, tuvo que transitar por la Lardizábal a la hora de salida de la escuela primaria ubicada en esta vía.

20/01/2013 23:03:16
Redacción
agendatlaxcala
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Para quienes acostumbran pasar por la calle Lardizábal en el centro de la ciudad capital de Tlaxcala, es notorio el cambio que ha tenido en las últimas semanas.
Y aunque bien se agradece el desalojo de esa calle, sobre todo en el horario de salida de la escuela primaria ubicada ahí, no deja de llamar la atención la forma tan presurosa y férrea con la cual los elementos de seguridad custodian que ningún automóvil particular se estacione en lo largo de casi una cuadra.
Intente usted estacionarse y verá como los elementos de seguridad, con una rapidez que ya quisiéramos ver para atender otras cosas, se dirigen a usted para indicarle que desde la mañana y hasta pasado el horario de salida de esa escuela no hay ninguna oportunidad de estacionarse en la Lardizábal.
Y es que es una orden directa del gobernador.
¿La razón?
No quiere repetir una experiencia desagradable que vivió el año pasado.
Resulta que un día cualquiera del año pasado el titular del Ejecutivo, como cualquier otro mortal, tuvo que transitar por la Lardizábal a la hora de salida de la escuela primaria ubicada en esta vía.
Carros en doble fila y decenas de niños en las afueras hacían de ese tramo una parte difícil de transitar, lo cual molestó a quien ocupa el Palacio de Gobierno.
Pero para algo tenía que servir su cargo, si, lo usó para ordenar que ningún automóvil se estacionara en esa calle por la mañana para que no tuviera que repetir esa experiencia cuando pasara de nuevo a esa ingrata hora rumbo a su oficina.
La cosa llegó a tal grado que los policías recibieron la orden de estar pendientes en el lugar para cumplir con ese deseo del gobernador.
Este acto nos remite a aquellos tiempos de los presidentes Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, cuyos actitudes extrema se ejemplifican en libro titulado “La docena trágica”.
Ahí se narran que cuando el señor presidente quería salir por el paseo de Chapultepec se tenía que cerrar todas las calles por donde quería pasar y si sus esposas querían salir de compras los centros comerciales se cerraban para ellas solas.
Sólo que los tiempos han cambiado mucho desde entonces, aunque algunos no se hayan dado cuenta.

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