La serie The Code explora, en su segunda temporada, la rápida expansión de ese ataque digital y cómo puede hacer caer a un país entero.
El pasado 21 de octubre el proveedor de internet Dyn Inc. sufrió dos ataques de degeneración de servicio, poniendo en jaque a las páginas web de Twitter, Spotify o Netflix, entre otras. Los guionistas de televisión han sabido potenciar lo sucedido en la realidad para crear thrillers capaces de atrapar a los televidentes.
La serie The Code es una de esas apuestas. A lo largo de seis capítulos explorará la libertad de expresión, el balance entre la libertad personal y la seguridad nacional en una era digital. La anécdota es más allá de actual: la rápida expansión del ciberterrorismo y cómo puede hacer caer a un país entero.
“La conexión del show con el ciberterrorismo es útil, cuando en general sabemos que no tenemos ningún poder sobre el mundo. Creo que eso es lo más grande para mí. Es algo que puedo entender, porque me asusta mucho cuando pienso en los hackers en el planeta, gente con acciones que destruyen, sin hacer nada por los demás, sólo por ellos mismo, lo cual deja con cierta desesperanza”, dijo Ashley Zukerman a Crónica.
Zukerman protagoniza The Code. Da vida a Jesse, quien junto a su hermano Ned (Dan Spielman) descubrieron, en la primera entrega del serial, un secreto, el cual puso en peligro a la cúpula de poder. Ahora, los papeles cambiarán cuando la Australian National Security reclute a Jesse, por sus habilidades como hacker, para tratar de resolver un caso difícil.
Los hermanos Banks se acercarán al mundo oscuro de Jan Roth (Anthony LaPaglia), el anfitrión de un mercado paralelo de armas y drogas. Su infiltración podría costarles la vida y todo aquello que aman.
“Es una poderosa representación de lo que vivimos como sociedad, del miedo que tenemos de no saber si alguien nos observa y si perdemos el control por eso. Je-sse es inmune a eso, es incontrolable, eso es lo bello del personaje creado por Shelley (Birse, guionista). Le dio una especie de antídoto para ese miedo al control. Explora los aspectos humanos.
“Llegamos a la segunda temporada con el temor (de los protagonistas) de ser deportados a Estados Unidos por los crímenes cometidos en la primera temporada. Es genial, porque mantiene a la serie en la realidad de que hay consecuencias por los actos ilegales”, explicó el actor, en entrevista telefónica desde Toronto, Canadá.
PREPARACIÓN. El rol de Ashley Zukerman, Jesse Banks padece síndrome de Asperger. Esa situación implicó un reto extra. Para conseguir mayor veracidad el actor se acercó a gente con el trastorno, de quienes aprendió una valiosa lección.
“Al principio traté de encontrar pistas, en el guión, de su comportamiento, para poder entender más cómo respondería a una situación. Lo más afortunado es que en Sídney, Australia, hay un grupo de apoyo para gente con Asperger, quienes me dejaron reunirme con ellos y hacer entrevistas, fue un gran paso para mí.
“Fue una experiencia que me abrió los ojos: en cómo tienen que trabajar todos los días para entender nuestro mundo. Ahí radica nuestra diferencia, en cómo comprenden nuestra realidad y se sienten tan distintos. Cuando comprendí eso decidí hacer ciertas reglas para saber cómo reaccionaría Jesse”, finalizó.