Columna por Marco Antonio Ortiz Salas
Marco Antonio Ortiz Salas
agendatlaxcala
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Cuatro días tardó la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum en tener una respuesta a una contingencia ambiental que tuvo a la Ciudad de México y su zona metropolitana ahogada en una espesa bruma de humo, malos olores y partículas suspendidas en un aire irrespirable.
La “región más transparente” a la que se refería Alejandro Humboldt en sus diarios de viaje quedó oculta en una bruma densa de partículas contaminantes que lo envolvió y lo oscureció casi todo.
Ante la emergencia por los altos niveles de contaminación, los gobiernos de la Ciudad y el Estado de México reconocieron que aún no cuentan con un plan de contingencia ambiental para atender aumentos en la contaminación provocada por los incendios y las altas temperaturas.
En una reunión urgente de la Comisión Ambiental de la Megalópolis, la jefa del Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, reconoció que las partículas suspendidas de 2.5 sí registraban una alta concentración, pero admitió que se carecía de un programa de contingencia ambiental que indicara las medidas y acciones por tomar.
La científica, experta en el tema del medio ambiente, y quien ocupó esa cartera cuando Andrés Manuel López Obrador ocupó la titularidad del gobierno central se escudó en la socorrida excusa de lo que gobiernos anteriores no hicieron para evadir su propia responsabilidad.
No sorprende la postura de la científica, su acción tardía para enfrentar la emergencia ambiental se concentró en un programa de restricción vehicular que no funciona, como ya lo han advertido especialistas de la UNAM, aunque la jefa de gobierno insista en que son los automotores y fabricas los principales causantes de la contaminación.
El tema de fondo y que se evade son los escasos apoyos a los campesinos de las zonas rurales de la CDMX para proteger sus recursos naturales. Los suelos de conservación representan más de la mitad de la superficie territorial de la capital y son un aporte a la biodiversidad de flora y fauna indispensable para la sustentabilidad y los servicios ambientales.
La actual administración redujo en más de 50% a quienes ayudan a apagar incendios, y no existe una política ecológica ni educativa en la ciudad.
La crisis ambiental rebasó a la jefa de gobierno, arropada por el piropo presidencial de que era una mujer muy inteligente y conocedora del tema, aunque lo prolongado de la emergencia, paliada por las lluvias de los últimos días, la hizo ver como una funcionaria poco hábil para estructurar respuestas eficaces.
Los problemas medioambientales, es cierto, se resuelven con el apoyo de la ciencia y la tecnología, pero también se requieren políticas públicas que prevengan este tipo de contingencias ecológicas y una de las más importantes son los apoyos a los campesinos en las zonas de conservación y bosques de la ciudad.
En la batalla por la conservación y recuperación del medio ambiente, no sólo de la ciudad de México y su zona conurbada, sino en todo el país se requieren políticas públicas que contribuyan al cuidado de los recursos naturales; suelo, bosques, agua y aire, mediante la aplicación de tecnologías limpias.
La contaminación producida por la industria y el comercio ha sido tolerada por los gobiernos neoliberales en favor de grandes empresas trasnacionales, sin que se tomen medidas drásticas para sancionar y reparar los daños ambientales contra quienes los cometen.
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