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Las pruebas innecesarias por José Javier Reyes

Fe de ratas columna por José Javier Reyes
Domingo 09:42 am, 03 Mar 2019.
José Javier Reyes
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Las pruebas innecesarias por José Javier Reyes

Acumulamos frases, dichos, anécdotas, que destilan pretendida sabiduría, pero que en realidad son apenas fatigosos esfuerzos por justificar el valor que le damos a los rumores. Son producto de la rabia, muy comprensible, al advertir que para muchas las presunciones respecto a actos ilegales no se tienen pruebas que los demuestren ni los refuten. “La prueba de que hay un complot es que no hay prueba”, “Cuando el río suena, agua lleva”, son frases ilógicas que usamos como justificaciones para creer lo que no ha sido comprobado.

Pasa con hechos nimios, pero también con aquellos que marcan un parteaguas en la vida de las personas y, a veces, de los pueblos.

Deseamos saber la verdad de muchos hechos trascendentes, indignantes o gloriosos. Acaso la sensación de impotencia explica (aunque no justifica) el creer cosas que no están debidamente probadas. Como siempre, creer es una elección: cuando las hipótesis son debidamente corroboradas o rebatidas no queda más remedio que resignarse a una realidad que no siempre es la que quisiéramos.

El caso más cercano y patente es el de la muerte de la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso Hidalgo y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle Rosas. Los rumores han recorrido toda la escala, desde el homicidio hasta la evasión, señalando varios posibles culpables y todos los móviles imaginables. La técnica es siempre la misma: basados es una interpretación de la realidad, suponer un móvil y por consiguiente, la “verdadera” causa del accidente: como Moreno Valle era un aspirante muy fuerte a la presidencia, se trata de un asesinato de estado que truncó su imparable carrera; como los iban a auditar, los Moreno-Alonso huyeron fingiendo su muerte; como la mafia huachicolera se sentía amenazada por el gobierno estatal, decidieron derribar la aeronave. Y otras cada vez más descabelladas.

Surge una nueva: como uno de los mayores beneficiarios de la muerte de la gobernadora es el excandidato de Morena al gobierno de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, su culpa es tan evidente que no hace falta tener una sola prueba. Así lo creyó la madre de Martha Érika, Martha Hidalgo, quien afirmó que Barbosa “tiene las manos manchadas de sangre”. El propio Barbosa cayó en la confusión causada por los rumores, cuando afirmó respecto a la muerte de la gobernadora que “no es la primera vez pasa un magnicidio”, apresurándose a corregir, llamándolo “accidente”. Sumándose al desatino anterior, el aspirante a la gubernatura poblana por segunda ocasión, afirmó que “el destino, la fatalidad, provocó que hubiera un nuevo proceso electoral para elegir un gobernador o una gobernadora, eso solo lo hizo la fatalidad, dios, el destino o fuerzas que no nos podemos explicar”, como si se tratara de un hecho afortunado y no de una tragedia múltiple.
Los diarios y noticieros nacionales dispensaron sus titulares a las declaraciones de la madre de la gobernadora muerta. Nadie pareció preocuparse por averiguar si tenía una sola prueba de cómo se había manchado las manos Barbosa. Pero tal vez la indignación de una madre suple cualquier evidencia.

 

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