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Punto de vista por Juan Carlos Sánchez García

Por Juan Carlos Sánchez García
Martes 12:31 pm, 13 Ago 2019.
Juan Carlos Sánchez García
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Punto de vista por Juan Carlos Sánchez García

Una de las fortalezas del Presidente López Obrador es sin duda el discurso. En las ruedas de prensa matutinas logra posicionar con facilidad los temas de su interés y al mismo tiempo consigue la legitimidad de las acciones de su gobierno y las de Morena como partido político.

Como empresario y político escucho noticias, sigo en redes sociales a diferentes políticos y observo con atención las reacciones de los mexicanos. 

Creo que uno de los principales retos del Presidente López Obrador se llama “congruencia”. 

La histórica votación que recibió y las mayorías obtenidas en el poder legislativo federal y congresos estatales son una tentación para pasar de la lucha social y democrática, al autoritarismo y la polarización de la sociedad.

En su conferencia de prensa matutina del 12 de agosto el presidente López Obrador expresó frente a los medios de comunicación “comento con todo respeto, que no se vaya a interpretar que estoy entrometiéndome en lo que corresponde al Poder Legislativo, pero hace falta trabajar más, es mucho tiempo el periodo en el que no se legisla, no se trabaja; tiene que ampliarse el periodo ordinario porque hay pendientes”. 

El poder legislativo federal y varios estatales están atravesando por un momento que reclama congruencia y autonomía. Demostrar que son un poder soberano y que nos son empleados del presidente es un reto que deben enfrentar y ratificar en los hechos la división de poderes.

Sabemos que el presidente de la república es al mismo tiempo el jefe máximo de su partido político. 

Es evidente que este gobierno no es la excepción y es absolutamente lógico, ya que la votación que obtuvo Morena y sus aliados es fruto del liderazgo del hoy Presidente López Obrador y no del trabajo de los partidos políticos o de liderazgos locales.

Debemos reconocer que los legislativos locales se han visto debilitados y han actuado como si trataran de hacer experimentos para medir la reacción de la opinión pública. 

Llama poderosamente la atención la reforma que aprobó el Congreso de Baja California, con la que buscan ampliar el periodo de 2 a 5 años, del Gobernador electo de Morena Jaime Bonilla. 

En una alianza bastante llamativa, los legisladores locales armaron una mayoría plural para aprobar una reforma que ha sido señalada como regresiva, autoritaria, antidemocrática y que violenta el pacto constitucional.

En Tabasco se presentó una iniciativa que los medios de comunicación han bautizado como la “Ley Garrote” con la que pretenden encarcelar a los ciudadanos que hagan manifestaciones públicas. 

El objetivo es garantizar el libre tránsito de las personas y al mismo tiempo justificar el uso de la fuerza pública y la prisión en contra de quienes se opongan públicamente por las decisiones del gobierno.

A nivel federal, el trabajo pendiente al que se refiere el presidente López Obrador consiste en la aprobación de la revocación de mandato. Con esta ley el titular del ejecutivo estaría apareciendo en una boleta o cédula de revocación en la misma fecha es que se desarrollarían las elecciones en el 2021, el efecto que buscan es evidentemente que la popularidad del presidente generé un efecto similar al del 2018 y aumentar su presencia en el poder legislativo y en los gobiernos estatales, congresos estatales y ayuntamientos.

En esa misma línea se encuentra la reforma con la que pretenden eliminar el “fuero”, la cual si fuera aprobada en la antesala de las elecciones del 2021, ayudaría a sostener la popularidad del presidente de la república.

Siempre se ha señalado que los presidentes en turno han usado a la Constitución como un traje a la medida y que han atropellado la autonomía del poder legislativo. 

Es necesario que los diputados federales y senadores de Morena y sus aliados actúen como un poder al margen del Ejecutivo y demuestren que están para ser un verdadero contrapeso.

Los congresos estatales no deben ser laboratorios en donde se mida la reacción de la opinión pública. 

Es claro que el activo más grande de este gobierno es su legitimidad y buscarán a toda costa sostener la popularidad del Presidente López Obrador. 

Pero con todo esto, estarán haciendo lo mismo que señaló el hoy titular del ejecutivo cuando era dirigente de partido y candidato a la presidencia en 2006 y 2012.

La congruencia y los resultados eficaces deben orientar las decisiones del presidente de la república. 

La popularidad no es una brújula oportuna para las acciones de gobierno. Morena debe aprender a ser un partido político democrático y no un órgano del estado subordinado al presidente.

Hasta la próxima amigos.

 

Juan Carlos Sánchez García.

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