Una periodista de EL PAÍS relata desde el epicentro del vórtice polar cómo vive Estados Unidos el frío extremo que castiga al país
El aire de la ciudad de los vientos se ha congelado. Desde el cielo, parece como si hubieran roto un saco de harina sobre todo Chicago. Los techos de las casas, los coches, los bosques, cada rincón está cubierto de nieve. Las extraordinarias bajas temperaturas, que han alcanzado este miércoles los -28º, con una sensación térmica de -50º, han craquelado el lago Michigan. Se podría caminar sobre él. Pocos han podido contemplar la ciudad desde las alturas porque cerca de 1.300 vuelos del Aeropuerto Internacional Chicago-O'Hare, uno de los más transitados del país, han sido cancelados. “Suelo tardar una hora desde el aeropuerto al centro de la ciudad, pero ahora que no hay coches son 20 minutos”, explica Ekel, taxista que conduce con cuidado por el hielo en las calles.
La Oficina de Emergencias de Chicago exhortó este miércoles a los residentes a almacenar comida y a guardar sus coches. Y el Servicio Meteorológico Nacional recomienda no viajar estos días. Las oficinas y los colegios están cerrados y casi no se ve gente por las calles de la tercera ciudad más poblada de EE UU, con 2,7 millones de habitantes. A los que se atreven a salir se les identifica rápido por la estela de vaho que van dejando. No importa cuánto se cubran la cara: su respiración se congela una vez atraviesa las bufandas. Sin embargo, hay unos pocos que ven el escenario como una oportunidad de entretenimiento. Un grupo de turistas procedentes de California salieron de su hotel en el centro con vasos llenos de agua para lanzarla al aire y ver cómo se congelaba. “Estas condiciones suponen un riesgo para la salud pública y hay que tratarlas apropiadamente. Son temperaturas que entrañan una amenaza para la vida”, advirtió Rahm Emanuel, alcalde de Chicago.
Toda la información en:
https://elpais.com/internacional/2019/01/30/actualidad/1548886009_470218.html