El recital convocado en respaldo a Nicolás Maduro se convirtió en un acto deslucido con militantes del PSUV, militares y seguidores de la revolución
La revancha ha resultado en un campo desolado para Nicolás Maduro. El oficialismo no ha podido demostrar apoyo en el concierto que había convocado en el puente internacional de Las Tienditas, en el Estado Táchira, en el occidente venezolano. En la televisora gubernamental VTV prometían la visita de más de 150 artistas, pero apenas habían confirmado unos 40 hasta el viernes. Fue una improvisada táctica del Gobierno para frenar un inminente ingreso de la ayuda humanitaria auspiciada por Juan Guaidó, pero también un intento de evidenciar algo de respaldo de la población. Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación, anunció el recital como un acto "inmenso", aunque unas 2.000 personas se congregaron en la frontera venezolana o menos del 2% de los que asistieron al realizado en Colombia.
Entre los espectadores había milicianos, trabajadores del sector estatal y partidarios del oficialismo como Brigitte Santos, concejal del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el municipio de Córdoba de Táchira, que cargó con una colchoneta para dormir en el sitio durante tres noches. "No estamos dispuestos a entregarles nuestra bella patria a esos yanquis", afirmó. Ella estaba acompañada de otras mujeres que iban a pernoctar en la frontera para vigilar cualquier entrada de "extranjeros". Frente a los espectadores se repetía la frase "nada para la guerra", promocionada por los aliados de Maduro en su peor crisis política.
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