Columna por la Psic. Cristina Figueroa
Confundir el amor con la dependencia afectiva, es lo que ocurre en muchas relaciones de pareja.
Cuando un miembro de la pareja cree que el otro le pertenece, es decir, que es de su propiedad, como para tomar decisiones en su nombre, elegir sus amistades y las fechas en las cuáles debe ver a su familia, eso es control. Y el miembro de la pareja que permite ese control, es codependiente. Estamos hablando entonces de relaciones adictivas que se alejan mucho del amor.
La codependencia también se ve reflejada en las parejas de los alcohólicos, cuando el miembro que se considera “sano” se esfuerza por cambiar al que toma, porque entonces el que toma, es el enfermo. El alcohólico es dependiente del alcohol y la pareja es codependiente del alcohólico.
La codependencia es entonces el amor enfermo hacia la otra persona, donde prevalece el sufrimiento y la disfuncionalidad. La relación está tapizada de momentos dramáticos. La persona codependiente deja de ver por sí misma, para convertirse en el cuidador del otro.
Es decir, se diluye en la pareja olvidando sus ideas, valores, proyectos, y, en definitiva, su individualidad.
De manera más estricta, podría decirse que detrás de toda codependencia hay miedo. Son personas que sienten un gran temor al abandono, prefieren estar en una relación en la cual sufren, en lugar de vivir sin esa persona. También hay quienes oscilan en el pensamiento “ni contigo, ni sin ti”. Estas últimas personas se sienten confundidas entre continuar con la relación o dejar la misma. Lo que les produce ansiedad, miedo y como resultado, difícilmente concretan sus proyectos personales o los abandonan.
Lo ideal sería que uno de los dos comience a romper este patrón. Sin embargo, si la persona no recibe la ayuda adecuada, su siguiente relación tendrá las mismas características.
Si alguien se encuentra en una situación de codependencia sería importante que buscara ayuda. Lo primero es reconocer que no existe una relación perfecta. Entender que dejar de depender no significa ser frío y distante, ni dejar de sentir. Es tomar conciencia de que la pareja es importante pero no es lo único que se tiene en la vida. No es “Tu y Yo contra el mundo”, sino “Tu y Yo con el mundo”. En donde cada cual tiene su propio mundo y al mismo tiempo comparten intereses mutuos y, se acompañan.
Psic. Cristina Figueroa Quirino
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