Fe de ratas columna por José Javier Reyes
Si nos atenemos al hecho de que de los 31 detenidos en el operativo del pasado 22 de octubre en Tepito, 27 fueron puestos en libertad casi inmediatamente, y que uno de los principales objetivos de las autoridades, a quien se manejó sólo como Óscar “El Lunares” (o según otras fuentes, Óscar Flores y aún José Óscar Flores), líder de la Unión Tepito, se escapara por un túnel, se trataría de una acción fallida, que se sumaría a una seguidilla de actuaciones fracasadas de las fuerzas policiales contra la delincuencia organizada. Pero lo cierto es que, con sus asegunes, la operación tuvo más de éxito que de descalabro.
No obstante, la presencia del juez de control del Reclusorio Sur, Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, quien habría ordenado la liberación de los detenidos el 24 de octubre, por inconsistencias en las declaraciones de los policías que realizaron las detenciones, generó más ruido que tranquilidad. Las razones parecen válidas y de hecho, en fotografías que circularon en sus redes sociales, se les ve relajados en una fiesta en una vecindad, de donde fueron apañados. Adicionalmente, el juez Delgadillo Padierna ordenó se investigue a los uniformados de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que no sólo mintieron, sino que habrían agredido a 5 mujeres detenidas.
Es creíble que los policías, en aras de hacer méritos, hayan levantado a personas que no tenían relación con los delitos que se investigaban, a despecho de que pudieran haber cometido alguna falta administrativa. Sin embargo, el gran público no quedó contento con su liberación.
El manejo que se le dio en algunos medios fue el del típico “sospechosismo”: el juez es el mismo del caso de Rosario Robles Berlanga y a quien se señaló de tener algún interés personal por ser sobrino de la diputada Dolores Padierna Luna, enemiga política de Robles. Dolores Padierna fue delegada en Cuauhtémoc, a donde pertenece Tepito. Ergo, la liberación de los detenidos en Tepito (en realidad la detención fue en Peralvillo) habría sido un acto de protección, lo que supondría una relación entre Dolores Padierna (y tal vez de su marido, René Bejarano) con los grupos organizados en el barrio bravo.
Lo cierto es que esta rebuscada interpretación no considera que en la época en que Padierna fue jefa delegacional (2000-2003) no existía la Unión Tepito, grupo delictivo se empezó a gestar en 2009 y se conformó en 2010, inicialmente para defender a comerciantes de la zona de asaltantes y extorsionistas, aunque finalmente se transformó en una federación de grupos delictivos. Su historia ha sido de fracturas, luchas internas, ejecuciones y cambios en el mando que poco apoyan esta idea de un complot Padierna-La Unión.
Lo que es innegable es que sí hubo protección, connivencia, complicidad y encubrimiento de diversos estratos policiales hacia integrantes de La Unión. Los videos que documentan esta relación circularon en redes y hoy son materia de investigación.
Pero Tepito reservaba muchas sorpresas: altares con huesos humanos, un feto en un frasco, túneles de escape, cantidades importantes de drogas y armamento. Una verdadera telaraña de intereses, relaciones vergonzosas entre delincuentes y policías y un catálogo de delitos de alto impacto; todo ello, en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, a unas cuadras del Palacio Nacional.