El cártel les ofreció un trabajo con engaños, pero los esclavizó y los retiene a la fuerza
Cuando me escapé me fui muy lejos porque sabía que donde me vieran me iban a matar. Pensé que si iba directamente al Gobierno ellos me iban a entregar al cártel, y después de un tiempo salió a la luz en las noticias que alguien estuvo en la misma situación que yo y se animó a hablar y pues yo dije que mi objetivo al escapar de allá arriba era tratar de brindarle paz y tranquilidad a aquellas personas que perdieron la pista de sus seres queridos. Muchos de ellos son las personas que yo vi calcinar y que nadie de sus familiares se dio cuenta cómo murieron y cómo desaparecieron a menos que yo hable, entonces voy a arriesgarme a platicar mi historia y llevar un poco de paz a sus familias y que no sigan esperanzados a que van a encontrarlos. Fue que me comuniqué con la Fiscalía de Jalisco y les comenté que yo también fui privado de mi libertad en la sierra de Navajas por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y que podía identificar a 17 desaparecidos que vi con mis propios ojos morir en las manos de nuestros captores.
Luis (los nombres son falsos por cuestiones de seguridad) es sobreviviente de campamentos donde el cártel obligaba a jóvenes a entrenarse como sicarios. A principios de 2017, él trabajaba en un centro de rehabilitación. No le ajustaba el salario y quería alejarse del ambiente de las adicciones. Buscó un nuevo trabajo utilizando las redes sociales. En abril de ese año se unió a la página de Facebook Bolsa de Trabajo GDL y Trabajos Guadalajara. Por inbox lo conectaron para una oferta laboral: 4.000 pesos a la semana como guardia de seguridad. Contactó a la mujer que le envió el mensaje y ella le pidió que se comunicara con Mario, el supervisor en turno de la empresa. Una semana después lo agregaron a un grupo de Whatsapp junto con otras 15 personas interesadas en el trabajo. Les pidieron acudir a un entrenamiento al municipio de Tala y les darían los 4.000 pesos por adelantado.
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