El presidente de la Asamblea Nacional acepta todos los intentos, pero advierte: "No nos van a confundir"
La palabra diálogo ha vuelto a sobrevolar la grave crisis institucional de Venezuela y al mismo tiempo ha dejado al descubierto una paradoja: las partes implicadas, la oposición al régimen de Nicolás Maduro y el Gobierno, están dispuestas a escuchar todos los esfuerzos internacionales para buscar una salida al bloqueo aunque chocan radicalmente sobre las premisas de una negociación, probablemente la esencia de la cuestión. La misión del llamado grupo de contacto de la Unión Europea viajó esta semana a Caracas, se reunió con todos los actores de este proceso y concluyó que existe una disposición para continuar con este intento. El objetivo de la delegación de Bruselas, que se mantiene fiel al principio de una "solución pacífica y democrática", era el de abordar "una posible vía para un camino electoral negociado", señaló este sábado en un comunicado el Servicio Europeo de Acción Exterior.
La UE dio un paso más allá, esto es, pasó del plano técnico al político. Sin embargo, cualquier ensayo de negociación está todavía en ciernes tras meses de pulso entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro y, sobre todo, después de que el jefe de la Asamblea Nacional, reconocido como presidente interino por más de 50 países, intentara el pasado 30 de abril provocar una quiebra del estamento militar con una acción que llevó a la liberación del dirigente opositor Leopoldo López.
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