El país pasa de crecer cerca del 5% anual a tener el segundo peor desempeño de América Latina en 2019, según la CEPAL
Cuando cerraron las puertas del avión, Bayardo Aguilar se echó a llorar. Este ingeniero en Computación de 40 años abandonaba Nicaragua en agosto por la crisis política que afecta al país y que ha dejado ya 325 muertos. Él se vio obligado a huir porque participó activamente en las manifestaciones que desde abril exigen el fin del régimen del presidente Daniel Ortega. Dice que había recibido amenazas. Atrás dejó toda una vida de trabajo y años de esfuerzos para sacar adelante su pequeña empresa, Mac Lab, dedicada a la reparación de equipos electrónicos. “No me hacía millonario, pero siempre tenía trabajo. En Nicaragua se podía hacer negocios, mientras no te metieras en algo que le interesara al régimen”, dice Aguilar, quien ahora busca refugio en México. Desempleado, con sus ahorros menguando, espera que la “dictadura” termine pronto para recuperar su vida y empresa en Nicaragua.
La crisis política ha golpeado con dureza la economía de este país centroamericano, que crecía a un ritmo anual del 4.9 %, uno de los mayores crecimientos de la región. Ahora, tras casi nueve meses de manifestaciones y una brutal represión del Ejecutivos sandinista, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) estima que 417 000 personas han sido despedidas o suspendidas de sus empleos, de las que 127 000 se encuentran en el desempleo. La CEPAL, por su parte, estima que para 2019 la economía nicaragüense tendrá el segundo peor desempeño de América Latina, con un decrecimiento de -2.0 %. La crisis también ha generado un éxodo de nicaragüenses, que se refugian principalmente en Costa Rica, país que ha recibido más de 40 000 migrantes “nicas”, según las estadísticas de las autoridades migratorias de ese país.
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