Juan Guaidó no ha podido sumar apoyos significativos en las Fuerzas Armadas, cuyos altos mandos siguen leales a Nicolás Maduro
Con cintas azules atadas en el brazo, un grupo reducido de militares se presentó con Leopoldo López y Juan Guaidó, reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela, cerca de la base aérea de La Carlota, en Caracas, para ignorar la legitimidad de Nicolás Maduro y abrir paso a la llamada Operación Libertad, la hoja de ruta de la oposición para destronar al chavismo del poder.
La insubordinación fue encabezada por los tenientes coroneles Ilich Sánchez Farías, jefe de custodia del Palacio Federal Legislativo, y Rafael Pablo Soto Manzanares, comandante del Destacamento 432 de la Guardia Nacional, que acompañaron a los dirigentes políticos en las protestas antigubernamentales del martes. Fue un gesto simbólico de unos soldados que evidenció el descontento en las filas castrenses y que tenía como objetivo alentar a las tropas a desobedecer las órdenes del sucesor de Hugo Chávez, pero no hubo rastro de fractura en los uniformados, indispensable en un auténtico golpe de Estado.
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