La falta de una estrategia para la región y las decisiones erráticas y guiadas por intereses partidistas marcan la gestión del presidente de Estados Unidos
Llegó a la Casa Blanca prometiendo levantar un muro en la frontera para separarse de México. Tres años después, Donald Trump no ha levantado un solo metro nuevo de muro, y en cambio habla de su “tremenda relación” con México y se deshace en elogios al presidente Andrés Manuel López Obrador. Principalmente, desde que este le ha permitido exhibir en casa una bajada de la inmigración centroamericana al enviar a la frontera sur de su país a la Guardia Nacional, cuerpo creado para combatir el crimen organizado que, mientras tanto, se hace fuerte en México. Cuando ese crimen organizado le salpica, anuncia que incluirá a los carteles mexicanos en su lista de grupos terroristas. Pero una semana después, el viernes pasado, retira de repente la amenaza en un tuit vespertino.
El de México, país vecino hacia el que la errática política exterior de la Administración Trump parece seguir dictados electoralistas, no es un caso aislado. En Centroamérica, tras cortar la ayuda humanitaria, agudizando los problemas que llevan a miles de sus ciudadanos a escapar hacia el norte, Washington decide que ahora Guatemala, Honduras y El Salvador, algunos entre los territorios más peligrosos del mundo, son “terceros países seguros” a los que devolver decenas de miles de solicitantes de asilo. En Venezuela, se le agotan las bazas para derrocar a Nicolás Maduro y acaba sumándose al multilateralismo del que públicamente abjura. En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro, su gran aliado en la región, cuya política exterior se basa en presumir de su buena sintonía con Trump, recibía atónito la semana pasada el anuncio súbito vía Twitter de nuevos aranceles al acero y al aluminio. Igual que Argentina, inmersa en una profunda crisis económica, blanco del castigo arancelario de Trump a apenas una semana de que tome posesión el nuevo presidente Alberto Fernández. Solo con Cuba Trump ha mantenido una posición clara, de aumentar el cerco con la isla y romper drásticamente, eso sí, con la apertura iniciada por su antecesor.
Toda la información en:
https://elpais.com/internacional/2019/12/08/estados_unidos/1575837140_956844.html