La vicepresidenta segunda del Senado recibe el apoyo de los partidos opositores y los dos tercios de la Cámara, fieles a Evo Morales, rechazan la sucesión
Bolivia tiene desde este martes por la noche, al menos sobre el papel, una nueva presidenta tras la renuncia de Evo Morales. Se trata de la vicepresidenta segunda del Senado, la opositora Jeanine Áñez. Sucedió de forma interina al exmandatario, pero la transición solo tuvo el visto bueno de una tercera parte del Parlamento, el órgano encargado de formalizar el traspaso. La senadora asumió el cargo sin quórum tras una avalancha de dimisiones entre los sucesores previstos por la Constitución. Ella era la siguiente de la lista. El Movimiento Al Socialismo (MAS), el antiguo partido de Gobierno y mayoritario en la Cámara, no participó en la votación en señal de rechazo.
El exmandatario aplaudió la decisión de su bancada y, desde México, adonde había llegado unas horas antes, arremetió contra sus adversarios. “Felicito a nuestras hermanas y hermanos asambleístas del MAS-IPSP por actuar con unidad y dignidad para rechazar cualquier manipulación de la derecha racista, golpista y vendepatria. Permanecemos unidos en la defensa de la democracia, el Estado de derecho, la vida y la patria”, escribió en Twitter.
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