Los eurodiputados británicos del Partido del Brexit parecen dispuestos a no desaprovechar ninguna oportunidad para mostrar su desafección hacia la Unión Europea mientras sigan formando parte de ella. Menos aún si el golpe de efecto pueden hacerlo en su seno y rodeados de cámaras. Sus miembros demostraron este martes que, lejos de haber cambiado, cinco años después sus obsesiones, como su líder, Nigel Farage, son idénticos a los del UKIP, el partido al que han engullido y reemplazado en el mapa político británico y europeo. Durante la sesión inaugural del Parlamento Europeo, los 29 eurodiputados de la formación más votada de Reino Unido en los últimos comicios, repitieron su gesto de 2014 y se han puesto de espaldas en la Eurocámara cuando los músicos interpretaban el himno europeo, la Oda a la alegría de Beethoven.

La proximidad de la salida británica de la UE, prevista, —según el poco fiable calendario negociador— para el próximo 31 de octubre, supondrá, si todo sigue el guion, la marcha de la institución de los 73 eurodiputados británicos, pero la cercanía del adiós no ha moderado el hambre de revancha de los euroescépticos, más bien la ha exacerbado ante lo que consideran cesiones inaceptables de la anterior primera ministra, la conservadora Theresa May. Para escenificar su malestar eligieron un desplante hacia la melodía extraída de la Novena sinfonía de Beethoven, oficial desde 1972 y adoptada por la UE en 1985.

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