El expresidente emplea un discurso que antagoniza con las posturas radicales del actual mandatario
El expresidente de Brasil, Lula da Silva, está de vuelta en el tablero político. Ha despertado a sus bases al tiempo que ha provocado las primeras reacciones de sus adversarios. Durante su discurso en São Bernardo do Campo endulzó el corazón de sus seguidores con palabras de esperanza de un país mejor, incluido el aviso de que la izquierda vencerá a la extrema derecha en 2022. También trajo consigo de nuevo los fantasmas que alimentan la narrativa del Gobierno de Jair Bolsonaro y a los detractores del Partido de los Trabajadores (PT). Después de acusar a Bolsonaro de gobernar para los “milicianos de Rio de Janeiro” y de llamar al ministro Sergio Moro “canalla”, Lula mencionó las protestas callejeras que se están produciendo en Chile desde hace dos semanas, y citó a los chilenos como ejemplo para “resistir” y “luchar”.
Esa fue la excusa para acusar al expresidente de promover la violencia. “Lula, en su discurso, muestra quién es y qué desea para el país. Incita a la violencia (cita al pueblo de Chile como ejemplo), ataca a varias instituciones, ofende al presidente de la república y muestra su total desconocimiento sobre la carrera militar”, escribió en las redes sociales el general Augusto Heleno, ministro de Seguridad Institucional.
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