La política es una rueda de la fortuna en el estricto sentido de la palabra: los personajes que un día aparecen en la cúspide, pueden aparecer en el punto más bajo un sexenio más tarde. Las posibilidades son casi infinitas: los enemigos irreconciliables después comparten un ideario y más tarde pelean ferozmente por un trozo del presupuesto; mujeres y hombres todopoderosos acaban en la cárcel y más tarde intercambian lugares con quienes los enviaron al penal. Las agrupaciones sindicales se pueblan de agremiados que apuntalan su fuerza y después caen en el descrédito, en favor de nuevos sindicatos. Los partidos políticos se apropian de los tres poderes y sus presupuestos y más tarde son relegados por nuevas fuerzas políticas o nuevos caudillos.

Esta vida de altibajos queda perfectamente representada en la persona de La Maestra, es decir, de Elba Esther Gordillo. Sus vaivenes ideológicos han sido documentados por la prensa: como gente leal al secretario general del SNTE en 1989, Carlos Jonguitud Barrios, y luego como autora del golpe que terminó con el liderato de Jonguitud y la entronización de Gordillo como dirigente del sindicato más numeroso de América Latina. Como priista fervorosa, pese a que ya empezaba su plan de formar un partido político que encauzara a las fuerzas magisteriales hacia fines electorales; como enemiga declarada del líder priista Roberto Madrazo Pintado, a la sazón candidato presidencial priista derrotado por Felipe Calderón; como aliada del segundo presidente panista de México; como una crítica ensoberbecida del presidente Enrique Peña Nieto, cuyo poder quiso medir; como prisionera en Santa Martha Acatitla, resultado de un golpe de autoridad de un presidente que había sido tocado por la sombra de la poderosa lideresa sindical; como la rehabilitada aliada de la 4T, de la cual ahora es creyente convencida.

Por ello no sorprende que ahora impulse la creación inminente del partido Redes Sociales Progresistas (RSP) que, pese a su nombre tan millenial, no es otro que el viejo partido Nueva Alianza con la misma nómina de dirigentes, (la Maestra, su yerno Fernando González, su hija Maricruz Montelongo Gordillo, su nieto René Fujiwara) con la misma orientación magisterial, con la misma intención oportunista de cargarse con el grupo en el poder y servir como bisagra política.

Y en el anuncio de la conformación de la nueva fuerza política, que nada de nueva tiene en rigor, las aclaraciones no pedidas que son acusaciones manifiestas: RSP no será una reedición de Nueva Alianza, Elba Esther no es delegada, aunque sí se cuenta con su simpatía, el instituto será de centro-izquierda-progresista (¿), no les interesa ser un partido del montón y un aburrido etcétera de frases que suenan a disculpa o a coartada.

Tampoco extraña, en este escenario, que otro de los partidos cercanos a la 4T, el Partido Encuentro Social, esté preparando su triunfal regreso. Ahora su nombre será Partido Encuentro Solidario (otra vez PES) y nuevamente su dirigente será Hugo Eric Flores, seguirá siendo cercano a Andrés Manuel López Obrador y suponemos, siguen siendo ajenos a cualquier ideología religiosa, aunque sigan dentro líderes de iglesias evangélicas.

O para cerrar con una cita bíblica: no hay nada nuevo bajo el sol.