El gobernador y el fiscal de un Estado con el 96% de impunidad cruzan acusaciones tras un crimen que dejó 28 víctimas
Como suele suceder después de muchos de los hechos de violencia en México, la sangre no se ha secado cuando comienza el juego de las culpas entre autoridades. La dinámica tiene un particular arraigo en Veracruz, el tercer Estado más poblado del país y donde la impunidad campea. El atentado con cócteles molotov de la noche del martes en un bar de Coatzacoalcos (sur de la entidad), que ha dejado 28 muertos, no fue la excepción. El gobernador Cuitláhuac García responsabilizó a la Fiscalía local, apenas nueve horas después del crimen, de haber liberado en julio al presunto responsable del ataque, Ricardo Romero Villegas. El gobernante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el mismo partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha jugado su mano preferida en los nueve meses que lleva en el cargo: culpar a sus adversarios políticos.
El ciclo noticioso corrigió pronto a García. López Obrador reveló en su conferencia matutina que Romero Villegas ya había estado en manos de autoridades federales hace pocos meses, acusado de incendiar otros comercios en la región que se negaban a pagar derecho de piso. “La Marina detuvo al que se acusa… de haber participado en este crimen… y lo dejaron en libertad en la Fiscalía General, en el mes de julio”, ha asegurado el mandatario mexicano, quien aseguró que se investigará el porqué de la liberación de Romero. López Obrador anunció también que será la Fiscalía General quien investigue el atentado en el bar El Caballo Blanco. La Fiscalía, la noche de este miércoles a través de Twitter, ha informado que no tiene ningún indicio de que Ricardo "N"− señalado por el gobernador de Veracruz − sea el presunto responsable del delito.
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