Desde La Sociología por Luis Pérez Cruz
El pasado 28 de julio entregamos la primera parte y a grosso modo hicimos el planteamiento de los usos y abusos del término historia, además de considerar el significado de la eterna lucha entre buenos y malos y, finalmente, cómo la historia pondrá a cada quien en su lugar, recurriendo a ella para justificar las acciones, este tipo de usos nos permiten distinguir la diversidad de perspectivas y visiones contrarias sobre un mismo hecho, personaje o proceso. Así entonces, es necesario esclarecer que no es nuevo el eterno debate en la disputa por la historia.
Actualmente se ha recrudecido la confrontación entre “chairos” y “fifís”, además de destacar las diferencias al interior de la sociedad mexicana, ventilado sobre todo a través de las redes sociales (mañana en contexto universitario trataremos este tema), pero antes de analizar este tema, es necesario reflexionar sobre un aspecto que nos permitirá la comprensión y naturaleza de dichas diferencias.
Hacia la década de 1980 existía una preocupación profunda por explicar los efectos del desarrollo de las telecomunicaciones, ya que los cambios comenzaban a denotar tendencias hacia la universalización cultural; Luis Villoro lo planteaba como un falso dilema, ya que la integración de la humanidad en una cultura universal, la convergencia de todos los pueblos en una unidad superior, además de la enajenación o desintegración de las culturas particulares, la defensa de las particularidades ha sido el común en diversas regiones del mundo.
Ahora bien, la diversidad y la defensa de lo propio se hace desde lo nacional, pero la diversidad va mucho más allá, al interior de las naciones hay más expresiones culturales diversas, lo que hace más complejo el tema, esencialmente a lo que nos referimos es la comprensión de que la autenticidad de una cultura está nutrida de dos rubros: autonomía sustentada en la razón de ser de existir, individual y colectiva, además de respaldar lo anterior en la congruencia con la vida que llevamos, con la realidad que vivimos.
Frente a la actual situación no es posible concluir con afirmaciones contundentes y finalistas, nos encontramos en México ante la disyuntiva de esclarecer si las diferencias son manipuladas y existe la intencionalidad de motivar y mostrar las ondas divergencias existentes en el país, ello con el objetivo de exteriorizarlas o evidenciarlas, ya que la mayor parte del siglo XX experimentamos un nacionalismo homogeneizante y cuyo interés supremos era la nación, ocultándolas de manera soterrada.
Consideramos que es necesario hacer un examen profundo de la construcción de la consciencia nacional, este escrito solamente apunta algunos aspectos del papel jugado en otros momentos de nuestra historia, pero resulta indispensable hacer un balance, ya que a muchos alarma el grado al que llegaron las descalificaciones en las redes sociales, la confrontación entre los llamados “fifís” y “chairos”.
Cabría destacar que ello no es nuevo, a lo largo de la historia se han inventado términos para descalificar al que no piensa como uno quisiera, tenemos el caso de los “chaquetas”, llamados así en la época de la independencia para describir a la clase media criolla, haciendo alusión a su vestimenta y su posición política ante el gobierno colonial; por otra parte, los “cangrejos”, llamando así a los conservadores proimperialistas ( en la época de Maximiliano); los “rotos”, que en buena parte del siglo XIX se denominaba a la clase baja; más recientemente tenemos el término “naco”, entre muchos otros.
No cabe duda que las motivaciones para menospreciar y discriminar y negar al otro está presente en la sociedad mexicana (también en otras existe), tiene que ver con aspectos relacionados con el lugar que ocupamos o queremos ocupar; lo que vemos en este momento se refiere a este aspecto, pero también visualizamos una especie de revanchismo sustentado en la insistencia del presidente por atender a los más necesitados, alimentando con ello la confrontación exacerbante e hiriente.
Asimismo y como componente de esta disputa, tampoco podemos dejar de lado el crecimiento desmedido de la pobreza en el país, la pauperización del trabajo y la depreciación de la clase media. Vivimos en un México exacerbado por diversas razones, pero el aspecto que detona la confrontación es el económico y social.