La desaceleración del PIB en el primer semestre de 2019 muestra la incertidumbre en torno a las políticas económicas del presidente
La voz del presidente Andrés Manuel López Obrador cuando habla de economía es calmada. “Vamos muy bien en lo económico”, repite siempre que tiene la oportunidad de abordar el tema. Los datos de crecimiento publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que muestran un crecimiento mínimo del 0,1% del PIB, contrastan con la tranquilidad del presidente mexicano. Su Gobierno rema contracorriente en una escena económica adversa en la que la dirección de sus políticas públicas todavía generan incertidumbre entre varios sectores.
El primer aviso llegó al cierre del primer trimestre del año, cuando el Inegi comprobó que México decreció un 0,2%. Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, calificó el desliz como una “cachetadita” para la economía mexicana, algo pasajero que se resolvería a la mitad del año. López Obrador —acostumbrado a los gestos para marcar la diferencia respecto a gobiernos anteriores— apuntó hacia la teoría económica y declaró el “fin del neoliberalismo” en México. El mandatario apostó por polémicas decisiones, como la cancelación del aeropuerto de Ciudad de México, para demostrar que su perspectiva, en efecto, era distinta. Las consecuencias han sido un creciente nivel de incertidumbre que ha paralizado, principalmente, las inversiones privadas.
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