El presidente mexicano se aparta de la reforma energética para concentrar sus esfuerzos en la petrolera estatal
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pretende sacar a flote a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), sumida en una crisis financiera que la ubica como la petrolera más endeudada del mundo. Para ello, el Gobierno mexicano ha elaborado un Plan de Negocios (2019-2023) que busca al mismo tiempo la estabilidad financiera y una recuperación de la producción de hidrocarburos durante la Administración del primer presidente de izquierda del país. Su enfoque abandona buena parte de las directrices por las que la compañía apostó tras la aprobación de la reforma energética en 2014. “Nos dejaron una industria petrolera en ruinas y con el riesgo, en el caso de la producción de petróleo, de que se genere una crisis mayor”, aseguró López Obrador.
El diagnóstico que por años ha aquejado a Pemex ha sido resumido por su director, Octavio Romero: una cuantiosa deuda, poca inversión en la compañía, y altas cargas fiscales que rozan una tasa del 65%. Un panorama al que, para evitar el derrumbe, el Estado mexicano se sumará a través de la reducción de su tasa impositiva, así como con el incremento de la inversión pública para elevar la producción de la firma. La estrategia, en general, pone al Gobierno mexicano como principal proveedor de recursos y deja en un segundo plano a la inversión privada. López Obrador y su equipo han dejado a un lado las advertencias de que una remarcada intervención de su Gobierno en las finanzas de la petrolera puede poner en riesgo la calificación del bono soberano.
Toda la información en:
https://elpais.com/economia/2019/07/16/actualidad/1563297783_816709.html