El tema de la reelección cada vez está más presente en la mesa de discusión sobre las reformas que, según algunos, necesita el país, ya que consideran se ha construido todo un mito dentro de la historia contemporánea de México.

Recordemos que la reelección constituyó parte del lema bajo el cual se levanto Francisco I. Madero en noviembre de 1910, poco después, durante la instauración del Congreso Constituyente de 1916 y la promulgación de la Constitución de 1917 fue la base fundamental de los principios del nuevo sistema político mexicano. El temor de volver a los tiempos de Porfirio Díaz estaba fresco y se sentía la necesidad de evitarla a través de los medios posibles.

La reelección, sobre todo la del presidente, ha resultado desastrosa, ya que ha servido para justificar infamias como la de Antonio López de Santa Anna, excesos como en la época Benito Juárez y dictaduras, justificada en aras de la pacificación del país, como la de Porfirio Díaz, pero finalmente la reelección ha estado presente y ha permanecido a lo largo de la historia, ya que durante buena parte del siglo XX no la presenciamos de manera personal, pero el poder estuvo en manos de una cúpula o élite política y económica; finalmente consideramos que el tema de la reelección precisa discutirse y desmitificar ciertos principios que funcionaron durante el siglo pasado.

Asimismo, cada sexenio el poder pasaba de un presidente a otro, pero no existía lo que Mills llamaba, la rotación de las élites, ello permite contar con un mínimo de apertura política y de respeto al sufragio.

Quizás no sea reelección presidencial, en sentido estricto, lo que vimos a lo largo del siglo XX, pero la monopolización del poder, de la diputaciones, de las senadurías e incluso de las presidencias municipales constituyeron en sí un principio no exclusivamente de las dictaduras, sino también de las consecuencias de la reelección.

El fenómeno de la reelección en México ha tomado, como ya vimos, diversas formas, además de que las justificaciones han sido en nombre de la salvación del país, para defender la soberanía, la indispensabilidad de la autoridad e, incluso, para alcanzar la modernización, la estabilidad y la paz social.

La reelección ha estado acompañada del exagerado engrandecimiento y glorificación de la persona y hemos visto casos vergonzosos como Antonio López de Santa Anna, hasta quienes hasta la actualidad pretenden justificar los excesos de Juárez, pero finalmente el culto a la personalidad ha constituido un elemento ideológico para legitimar las reelecciones en México.

Ahora bien, hemos escuchado como los diputados y presidentes municipales, particularmente en Tlaxcala, están totalmente de acuerdo en la reelección; es más, recientemente apresuraron el paso y lo hicieron realidad para ellos mismos, lo cual nos parece vergonzoso y oportunista, ya que la única idea que está en su mente es contar con más tiempo para recibir más recursos.

No cabe duda que el tema de la reelección requiere una serie de reflexiones sobre su viabilidad, pero no por parte de los políticos, sino de nosotros los ciudadanos, ya que somos quienes padeceríamos o nos veríamos beneficiados.

Consideramos que las reformas al sistema político aún están por realizarse, ya que durante el anterior sexenio fuimos testigos de la decadencia de los pilares fundamentales del sistema político, nos referimos a la figura del presidente, los partidos políticos y las instituciones.

Resulta importante considerar que de manera conjunta se tiene que reflexionar sobre una reforma integral, la reelección no debe tomarse de manera aislada, es preciso pensarla de manera paralela a otros elementos como las fallidas candidaturas ciudadanas, el impulso a la formación de fuerzas políticas regionales, entre otros.

La idea fundamental debe ser el impulso a una democratización real de la vida política, ya que nos encontramos ante deformaciones como la elitización de los partidos, la presencia de cotos de poder familiar (los Cárdenas en Michoacán por ejemplo) y la permanencia de viejas prácticas electorales que inundan a todos los partidos.

En este 2019 nos encontramos ante un panorama distinto, ya que las continuas acusaciones a la actitud reeleccionista de López Obrador, van acompañadas de la posibilidad de una reforma electoral, para muchos, a modo para abrir la puerta a una reelección presidencial; la reflexión es que se van sumando elementos para desmitificar el fenómeno y para esclarecer ¿Para que la queremos?, ¿En qué nos beneficia?, ¿Qué país pretendemos construir?