Aráoz dimite después de que el Congreso, disuelto por la convocatoria de elecciones del presidente, destituyera a Vizcarra y la nombrara presidenta
La crisis política desencadenada en Perú por el pulso entre el presidente, Martín Vizcarra, y el Congreso, controlado por la oposición, remitió este miércoles al fracasar la maniobra improvisada por la bancada fujimorista y sus aliados de la derecha. Tras la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones legislativas anunciadas el lunes por el mandatario, el Parlamento le destituyó virtualmente y votó su sustitución por la vicepresidenta, Mercedes Aráoz. Esta, sin embargo, renunció la noche del martes al considerar que no existen “las condiciones mínimas” para asumir el cargo.
El nombramiento de esta dirigente política suponía un paso peligroso, porque abocaba el país a un grave choque institucional. Aráoz acabó asumiendo que la votación del Congreso no era viable. En una carta dirigida al jefe del Legislativo, Pedro Olaechea, y difundida en las redes sociales presentó su dimisión también como segunda vicepresidenta del Gobierno. Lo hizo, aseguró, con el propósito de propiciar una convocatoria de elecciones generales y apelando al pronunciamiento de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que deja en manos del Tribunal Constitucional la decisión última sobre el cierre del Parlamento. "Nos vamos todos y llamamos a elecciones, pero vámonos todos ya y dejemos que el pueblo elija ahora", dijo Olaechea este miércoles.
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