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A propósito de los usos de la historia

Desde la sociología columna por Luis Pérez Cruz
Domingo 11:48 am, 02 Feb 2020.
Luis Pérez Cruz
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A propósito de los usos de la historia

El pasado 28 de enero José Javier Reyes escribió, aquí en Agenda Tlaxcala, un texto que llamó “La historia como engaño”, asegurando que “Un género que se ha vuelto popular en Internet, particularmente en Yuo tube, es cierto tipo de video blog en que el autor o autores nos “revelan” una verdad sobre una historia con la cual “fuimos engañados” desde nuestra formación básica. Lo mismo puede tratarse de un documental sobre las falsedades de las culturas prehispánicas y la llamada conquista de México; o como Morelos Hidalgo y Allende tienen nada o casi nada de autores de la independencia de México; o la enésima teoría de complot sobre la muerte de Colosio.”

          Creemos indispensable señalar que hay mucho de razón en José Javier, ya que ahora resulta muy sencillo asegurar que fuimos engañados y que “la verdad” es otra y somos los descubridores y difundimos esa verdad que se nos revela; por ejemplo ya existe un grupo que reivindica a Porfirio Díaz y lo encumbra como el mejor presidente de México, lo que nos parece lamentable porque existen trabajos importantes que hacen historiadores mexicanos, como Daniel Cosio Villegas, y profundizan sobre diversos tópicos del México de finales del siglo XIX y principios del XX, colocando en su justa dimensión al presidente que permaneció en el poder por más de 30 años. Además, su virtud, es no caer en la denostación ni en la adjetivación fácil.

          Por ello, hemos sido partidarios en este espacio y en Contexto universitario de la necesidad de difundir el conocimiento que se hace desde las universidades y la razón de ser de la historia tiene que ser la divulgación de investigaciones, no mantenerlos en los claustros. Porque este fenómeno no es privativo de México, es necesario hacer hincapié en que la historia  es una disciplina científica, su utilidad es en función del sustento metodológico y del descubrimiento de evidencias.

          Hace poco nos encontramos un documento llamado Manifiesto por una historia honesta #historiaHonesta, desde este espacio se puntualizan dos cosas; por una parte, precisamos tener claridad que la historia “…tiene su método, no es mera acumulación de datos, sino que conlleva análisis crítico, visiones comparadas, contextualización, interpretación. Eso no quiere decir que la Historia deba ser algo incomprensible y enmarañado circunscrito a reducidos círculos académicos, no. La historia debe ser investigada, divulgada, compartida, debatida, tiene una función social. La Historia es pública. Pero eso no significa el desprestigio de los profesionales que se dedican a ella, ni el cuestionamiento de su trabajo, ni que esté permitido el abuso malicioso de la misma con fines espurios. Y cuando eso ocurre, es nuestro deber denunciarlo.”

          Por todo ello precisamos ser honestos al emitir un juicio o colocar un like sin conocimiento de causa, como bien lo ilustra José Javier, sin conocimiento de causa, ahora más que nunca requerimos hacer que el conocimiento se divulgue. Esto nos lleva al segundo punto que se desprende de la siguiente afirmación: “A fines de los años ochenta del siglo XX, se suscitó una gran polémica entre historiadores en torno al traumático episodio del nazismo, su memoria y la identidad nacional alemana. En España se han dado polémicas en los años dos mil sobre el convulso pasado de la última guerra civil y la dictadura franquista. Todo país tiene su pasado traumático, sus mitos y contramitos, su tortuosa construcción y su contestación nacional.”

          Ante este panorama, es menester repensar nuestros traumas, como nación, y reflexionarlos, pero la reflexión no tiene que ser con el hígado, sino tomar en consideración lo que ya se ha estudiado e investigado, no debemos caer, como el discurso político, en la emotividad y la adjetivación fácil.

          Para concluir me quiero detener en un hecho, pero que ilustra los usos de la historia y que debemos repensarlos, nos preguntamos por qué fue fiesta nacional el 2 de abril durante el porfiriato. En el calendario de los gobiernos revolucionarios se abandonó esta fecha y cayó en el olvido.

          Los historiadores, sobre todo los de las universidades, caemos en dos deslices, la historia la encerramos en los claustros y, en consecuencia, su divulgación no trasciende los pasillos universitarios y dejamos la interpretación de la historia en las visiones fundadas en la deshonestidad. Hemos permitido que el actual gobierno se autonombre la Cuarta transformación y ello implica la construcción de todo un discurso, desarticulando mitos y construyendo los propios. En la próxima entrega haremos referencia a las bases sociológicas del discurso del Presidente AMLO.

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