El coronavirus es puro chisme columna por José Javier Reyes
José Javier Reyes
agendatlaxcala
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La nueva teoría conspiranoica sobre la pandemia del nuevo coronavirus puede situarse en un punto limítrofe entre la paranoia y la esquizofrenia: el coronavirus no existe. O sí existe, pero no ha matado a tanta gente como se afirma. O más bien, que los gobiernos han inflado las cifras de muertos, reportando como víctimas del COVID-19 a muertes naturales debidas a otras causas.
Esta nueva hipótesis conspirativa se engloba en lo que se conoce como negacionismo. La mecánica del negacionismo, de forma muy simplificada, consiste en descreer de un hecho muy extendido y socialmente aceptado, pero sin aportar pruebas. La causa, de forma general, es el miedo al cambio, el temor a enfrentarse a un mundo cambiante o a circunstancias imprevistas y amenazantes, sustituyendo estar realidad amenazante por una mentira tranquilizante.
La arrogancia tiene una participación importante, pues el negacionista supone que posee una información que nadie o solo unos pocos humanos selectos poseen. ¿Por qué? Tal vez por eso: porque es parte de un grupo selecto.
Otro factor es, aunque pueda parecer ofensivo, la simple ignorancia. No sólo sobre el tema en cuestión, sino sobre la forma de checar la validez de las fuentes o los métodos para demostrar la veracidad de una hipótesis. De tal suerte, las versiones oficiales, que pueden ser controvertibles, se rechazan sin pruebas o con base en razonamientos defectuosos.
El detonante es de carácter emocional: verse rodeado de una realidad desagradable, incomprensible o políticamente indeseable. De este tipo resultan ser: el holocausto judío, la llegada del hombre a la luna, el cambio climático, la teoría evolutiva o inclusive, la redondez de la tierra. O el coronavirus y las medidas restrictivas de la contingencia.
De ahí que, según un video popular en redes sociales, el coronavirus es “puro chisme”, y China “ya ganó la guerra sin tirar un misil”, porque Estados Unidos le dijo a China “te voy a poner en la madre, China” pero China le respondió “no me dejo” y “se une a Putin, se une a Japón y a todos los que quieren ayudar a México contra Trump”. Lo que sea que signifique esta confusa explicación.
Porque lo cierto es que, además de ya no tener nuestra dosis semanal de futbol, de carecer de vacaciones de Semana Santa, de fiestas y reuniones familiares (que ahora son casi clandestinas), lo verdaderamente grave es el panorama económico de México y el mundo: los 350 mil empleos que se han perdido en el país, los recortes en las cargas de trabajo, los “permisos sin goce de sueldo” y las vacaciones forzadas. Y lo que viene.
Un panorama de por sí negro ante la amenaza de la enfermedad no es nada comparado a un colapso de la economía. Ya estamos sintiendo la reducción en la producción de bienes ante la reducción en la fuerza de trabajo y, por consiguiente, la caída en la oferta. También una disminución en el consumo, que ya se vive ante el aislamiento y la disminución de ingresos. Y probablemente una contracción en el gasto público, si se hace efectiva la amenaza del sector privado de ya no pagar impuestos.
Lo que viene es la pandemia económica. Una situación aterradora. Tal vez sea cierto: el coronavirus es puro chisme. Quizá sea preferible creer que no existe.
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