El México de la postpandemia. Sociedad pobre, enferma y obesa por Luis Pérez Cruz

En entregas anteriores ya hemos tratado los temas de pobreza y obesidad en México y Tlaxcala, además de sus implicaciones sociales, las cuales consideramos de llamar la atención y atender, en términos de salud, la mayoría de las ocasiones no ponemos atención en la prevención y consideramos la necesidad de consultar sobre nuestra salud cuando el deterioro ya es avanzado. La llegada del covid-19 a nuestro país nos toma por sorpresa en dos aspectos, primero nos falta desarrollar una cultura de proteger nuestra salud, de prevenir y solo resolver las enfermedades con la automedicación y tratamientos mal llevados.

          En segundo lugar, tenemos un sistema de salud que cubre parcialmente y sin orden los problemas de salud de la población, además de ser un sistema que data de la época del porfiriato (en su organización), resulta necesario reordenarlo, con más dinero no resolveremos de fondo la atención médica de los mexicanos, además sabemos que no llega el mejor personal al sector salud, no es ningún secreto que el pago de favores, la herencia de plazas y la venta son prácticas comunes, como en muchas otras áreas.

          Ahora bien, México se encuentra en una disyuntiva compleja y difícil de superar, la pobreza es un mal profundo e indudablemente los efectos de la pandemia serán el crecimiento de la pobreza, ya que se perderán más de un millón de empleo y a quienes afectó de manera directa fue a la economía informal, donde no encontramos cifras precisas.

          Para 2018 ya estábamos en una situación lamentable en cuanto a la pobreza extrema por ingreso, el CONEVAL estimó el aumento  de 2018 a 2020 de entre 4.9% y 8.5%, de 6.1 a 10.7 millones de personas. Esto sin tomar en consideración la llegada del Covid-19 y de otros elementos ya tratados en noviembre en DESDE LA SOCIOLOGÍA y en nuestro canal CONTEXTO UNIVERSITARIO.

           Para finales de la década anterior, en México  el 73% de su población tenía sobrepeso y obesidad, lo cual es grave de entrada, ello empeora cuando vemos que 3 de cada 10 niños padece de sobrepeso y obesidad, además 4 de cada 10 adolescentes está en esa misma condición.

Con información del Instituto de Salud Pública (INSP), se afirma que la base de la alimentación de niños de 5 a 15 años de edad son la grasa y el azúcar, de seguir así las cosas desembocará en dos problemas graves, el primero se refiere a que tendremos un mayor de número de la población con diabetes, presión alta, padecimientos cardiovasculares, colesterol alto e insuficiencia renal; el segundo problema está asociado al inminente colapso del sistema de seguridad social, que en este año se complica por la llegada del Covid-19.

Gino Fuentes, de Agenda Saludable, asegura que la obesidad es una enfermedad que presenta un componente inflamatorio crónico el cual es asintomático. Esto quiere decir, que deteriora en forma lenta y progresiva, por ejemplo, vasos sanguíneos u órganos vitales como el pulmón, riñón, corazón, sin generar muchas veces molestia alguna. Al verse afectados algunos de estos tejidos por el coronavirus, la inflamación es aún mayor. De este modo, se ha visto que las personas obesas, vinculadas generalmente a otras enfermedades, como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial crónica o patologías cardiovasculares previas, pueden presentar un curso más severo del virus.

En cuanto a los enfermos de hipertensión arterial, el Dr. Arturo Galindo destacó que para causar la infección, el virus SARS-CoV-2 necesita entrar a las células y para lograrlo utiliza un receptor, esto es una especie de gancho que el virus usa para aferrarse a las células humanas, que químicamente son proteínas o azucares, o ambos combinado. El especialista resaltó que el receptor que usa el SARS-CoV-2 es la Enzima Convertidora de Angiotensina (ECA), que todos los seres humanos tenemos y que está relacionada con el control de la presión arterial. “En las personas que tienen hipertensión, la ECA tiene algunos cambios cuando los comparamos con las personas que no tienen hipertensión, lo que pudiera explicar porque ellos desarrollan una forma más grave.

           Ante este panorama complejo y desigual, Karla Denisse González asegura que la población de mayor edad tiende a crecer en los próximos años, todas las entidades del país marcharán en ese sentido, algunas a ritmos más acelerados que otras, para 2030 la ciudad de México será una población envejecida (20.45% de su población tendrá 60 años y más), mientras que el resto de los estados se encontrarán en proceso de transición, con proporciones de adultos mayores entre 10.63 y 16.47 por ciento.

Qué significa transitar hacia el envejecimiento de la población en una sociedad como la nuestra; De acuerdo a un estudio publicado en la Gaceta UNAM  “En México, la población de 60 años o más es un sector social y económicamente vulnerable, pues se estima que cerca de 47 por ciento vive en pobreza y entre 20 y 30 por ciento sufre violencia física, psicológica, económica o abandono,  de acuerdo a Mario Enrique Tapia, docente de la UNAM.

Agregando más adelante que esa situación representa un reto en términos de políticas públicas y de atención, pues el país atraviesa por un proceso de envejecimiento: actualmente, cerca de 8.9 por ciento de la población –unos 10 millones de personas– son ancianos, pero en 2050 representarán casi 30 por ciento. Para 2050, la esperanza de vida de los mexicanos será de 85 u 86 años, pero el hecho de vivir más no implica que la calidad sea mejor. Desafortunadamente, el entorno y contexto de la gente de la tercera edad en nuestro territorio no es favorable, y sí, estamos llegando a más edad, pero en condiciones muy deterioradas”.

          Finalmente, mientras unos se concentran en desestimar los riesgos y consecuencias del Covid-19 y otros quieren ver más muertos para justificar su existencia política y mostrar el fracaso gubernamental; consideramos necesario pensar sobre la reorganización del sistema de salud, ya que vivimos en una sociedad que tiende al envejecimiento, las enfermedades crónico degenerativas son comunes, costosas y podrían prevenirse, además la obesidad tiende a crecer y aumentar los costos sociales. Ello sin considerar la compleja situación económica que nos depara.