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Juárez hacia el final por Luis Pérez Cruz

Columna Desde la Sociología por Luis Pérez Cruz
Domingo 11:03 am, 26 Jul 2020.
Luis Pérez Cruz
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Juárez hacia el final por Luis Pérez Cruz

La semana pasada planteamos la compleja situación de Juárez al restaurarse la República con la caída del Segundo Imperio, pero lo planteamos en términos políticos, desde otra perspectiva agregamos el siguiente contexto.

Cuando da comienzo el año de 1870, Juárez se encuentra en una situación difícil, ya que las críticas a la forma en que reprime las sublevaciones y lleva la hacienda pública se multiplican, no solamente del conservadurismo, sino también de los liberales.

          Paralelamente, Juárez comienza a construir su reelección para el periodo 1871-1875, para ello se aboca a reorganizar a su grupo y evitar a toda costa el crecimiento de sus adversarios.

          Daniel Cosío Villega, en un artículo titulado “Cavilaciones sobre la paz”, hace un balance de periódicos de la época y escritores, quienes coinciden en puntualizar que la situación de México con la restauración de la República no es nada positiva, distando mucho de volver a la normalidad constitucional, tal parece que Juárez pretende seguir con la excepción de poderes como en la época de la intervención y, políticamente el país se hunde en una lucha entre los liberales.

          No obstante lo intenso de la lucha y las posibilidades de que México se sumiera en una nueva guerra civil, hacia 1870 Juárez encuentra una nueva motivación, ya que Napoleón III es derrocado por los republicanos franceses, encontrando con ello un apoyo hacia el gobierno mexicano.

          Pero este año también representó el principio de una serie de males que disminuyeron la fortaleza del presidente, sufrió hacia finales de marzo un sincope cerebral, que lo mantuvo grave durante un tiempo.

          Asimismo, da a conocer una serie de medidas para disminuir el descontento en diversas entidades; por ejemplo, crea la Cámara de Senadores, ello con el objetivo de proporcionar un mayor número de representantes por entidad, además de dictar estado de sitio en Querétaro, Jalisco y Zacatecas, lugares donde todavía existían grupos de insurrectos.

          Iniciaba 1871, año de elecciones y no cabe duda que sería complejo y la amenaza de una rebelión de mayores proporciones estaba presente, sobre todo porque Díaz se mantenía a la expectativa. Este año comenzó mal para el presidente, ya que su esposa muere a inicios y el historiador Roedor describe así la trascendencia de dicha pérdida: “La muerte, que casi alcanzó al Presidente nueve meses antes, lo hirió muy de cerca la segunda vez; pues la suya fue una unión tan íntima que de acuerdo con todo el mundo, y al decir de la prensa, el Presidente había perdido la mejor parte de su propio ser. El mundo prodigó a la desaparecida los honores correspondientes. Los obituarios rindieron tributo a la compañera ejemplar y ensalzaron a la esposa, la madre, la patriota leal que compartió su vida pública y privada con abnegación constante.

          Benito Juárez decide participar para la presidencia de la República, generando un descontento abrumador y que fundamentalmente se centraba en la imposibilidad moral y un atentado contra la República el buscar una reelección más.

          Resultaba inaceptable para la democracia y la moral republicana que el Presidente busque reelegirse, ya que si bien era cierto que Juárez había sido el baluarte durante la guerra de reforma, la intervención francesa y el imperio de Maximiliano, ello no le justificaba para considerarse como indispensable.

          La mayor parte de sus críticos hicieron la observación que había un cambio generacional y que México había cambiado radicalmente desde 1857, para 1871 existía una nueva generación con perspectivas distintas de lo que el país requería, se le exigió a través de diversos medios se retirara de la contienda y salvara así su prestigio ganado con mucho esfuerzo y sacrificios.

          Los consejos de sus amigos y la exigencia de sus adversarios no provocaron que Juárez recapacitara y se lanzó a la contienda, esta actitud la explica Roeder a través de la significación del poder, una droga anodina por la pérdida de su esposa. El poder era el trabajo, el yugo que aseguraba su marcha, y que le restituía su razón de ser; el poder era el solar de solitario; el poder era la paz; y por último, el poder era el derecho que le devengaba su abnegación durante la lucha, la reivindicación de la naturaleza en compensación de una vida de servicio desinteresado y de deber lealmente cumplido.

          Poco antes de las elecciones sobreviene una rebelión en el norte del país y en medio de la confrontación militar se llevan a cabo las elecciones, las cuales fueron favorables al Presidente y el descontento no se hizo esperar, básicamente se recurrió a la violencia hacia los porfiristas, además de llevar a empleados del gobierno y militares a votar masivamente, además de la compra del voto.

          Finalmente, el Congreso ratifica a Juárez como presidente electo el 12 de octubre de 1871, inmediatamente surge la sublevación de Porfirio Díaz en el mes siguiente, pero finalmente la rebelión es aplastada hacia inicios de 1872.

          Juárez finalmente muere en medio de intrigas y amenazas de algún atentado, la mayor parte de la prensa condena los procedimientos para terminar con la oposición, pero a partir de su muerte comienza, a través de la prensa, su reivindicación, tratando de olvidar los últimos años del Benemérito de las Américas. 

          Las causas de su muerte fueron un conjunto de especulaciones, lo cierto es que para ello contribuyó la situación política del país y su última reelección, cuadro que Roeder describe en los siguientes términos: los sentimentales atribuyeron el mal  a la muerte de su esposa; los políticos a la ingratitud republicana; las discrepancias de sus parciales provocaron las sospechas de sus enemigos…para los sacristanes había motivos fundados de creer, a falta de pruebas fehacientes en contra, que el reformador falleció envenenado por sus correligionarios liberales. Rumores que continúan hasta nuestros días, pero finalmente pasa a la historia oficial o no como un defensor de la República y de la independencia ante los embates extranjeros.

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